El gran problema de Caracas son las aguas servidas

Elsa Pilato / Departamento de Información y Medios USB.-

A principios de los noventa el problema de abastecimiento y distribución de agua en Caracas llegó a ser considerado como el principal factor de desestabilización democrática. A medida que se mejoraba, la capital venezolana se quedaba atrás en la disposición y tratamiento de las aguas servidas y hoy en día el río que la atraviesa, el Guaire, es tildado por expertos como “la cloaca máxima” de la ciudad.

A medida que llega más agua a la gente, que se consume más, se producen más aguas servidas o residuales, antes llamadas negras. El Guaire lleva 17 metros cúbicos por segundo de aguas altamente contaminadas. “Es la cloaca máxima. Esta es la peor realidad con la que contamos”, dijo el ingeniero Luis Franceschi durante el taller Construyendo un atlas de agua para Caracas realizado en la Universidad Simón Bolívar con participación de un grupo de expertos nacionales e internacionales.
La recolección no funciona en la ciudad, las aguas residuales no llegan a los colectores marginales del Guaire. “Se olvidó el tratamiento de las aguas servidas, no es un problema al que se le preste atención. La población no siente que el problema le afecte”. Las zonas de crecimiento no planificado contribuyen en mayor medida a este problema que aquellas de la ciudad ordenada que no son las más abundantes.

Ante este crecimiento, los primeros colectores de la ciudad que reunían tanto aguas servidas como de lluvia, debieron haberse cambiado a un sistema que las separara. La norma no se cumplió en muchas ocasiones porque los obreros de los ministerios encargados de las obras no estaban capacitados para construir el sistema separado.

José Najul, profesor de la Universidad Central de Venezuela, explicó que las descargas de aguas servidas junto con las de lluvia van a parar al Guaire a través de sus quebradas y ríos afluentes. En un tiempo, éstos tuvieron también sus colectores y la contaminación no era tanta como hoy en día. Sin embargo, ahora están destruidos y no llevan las aguas servidas a los colectores que posee el río en su margen izquierda y derecha desde Caricuao hasta Petare. “Las aguas servidas van a las quebradas, de ahí al Guaire, la gran cloaca de la ciudad, luego al río Tuy hasta desembocar en el mar. Todo es agua contaminada”.

En opinión de Najul, hacer del Guaire un río navegable y apto para que los caraqueños se zambullan o se tomen un café en sus márgenes, no es imposible. “Es un trabajo de hormiguita. Actualmente, se está trabajando en recuperar los colectores de los afluentes del Guaire”. Sin embargo, Francheschi opinó que no tendría ningún atractivo un río seco, puesto que si las aguas servidas corrieran por los colectores, el río sólo se alimentaría del agua de lluvia.

Mark Lansdell, experto en aguas y saneamiento, ha estudiado varias opciones para hacer que los 26 kilómetros del río caraqueño disminuyan su impacto ambiental. Una de ellas es producir un estiaje artificial, inyectando “un chorro de agua limpia” al Guaire. Para eso se necesitaría construir plantas de tratamiento en algunos puntos de la ciudad que recojan las aguas servidas, las traten y las descarguen en el río.

Lansdell, quien desde 1973 ha trabajado en proyectos de saneamiento en Venezuela, tiene analizada una serie de opciones para colocar las plantas de tratamiento, según la inversión requerida, el espacio disponible para construir las obras y el volumen de agua que sería tratado. Dos puntos que observa como los más favorables son Puente Baloa (Petare) y La Yaguara. “Sí hay oportunidad para que en el Guaire corra sólo un hilito de aguas negras”.

Otro de los invitados al taller fue José María De Viana, presidente de Hidrocapital entre 1992 y 1999, quien relató como el problema del suministro de agua nació con la ciudad misma en el siglo XVI. “El valle es muy hermoso, pero pobre en fuentes locales de agua”.

Cuando fue llamado por el gobierno de Carlos Andrés Pérez para asumir la presidencia de Hidrocapital en 1992, el problema del suministro y distribución de agua en la capital venezolana era considerado como “el principal elemento de desestabilización democrática” en el país. En la actualidad, comentó De Viana, el agua no aparece entre los diez principales problemas de los caraqueños.

Aquel trabajo que se hizo sin interferencia política y sobrevivió tres gobiernos (Pérez, Ramón J. Velásquez y Rafael Caldera), “no fue un milagro”, entre otras medidas que se tomaron y que contribuyeron a mejorar la situación del agua en la ciudad, mencionó la formación de recursos humanos capacitados en gerencia y liderazgo, la recuperación y dotación de equipos, el trabajo conjunto con vecinos y autoridades locales y la recuperación de la memoria técnica en la planoteca de Hidrocapital. “La clave es que la organización funcione. No es que el problema del agua ya no exista, sino que los caraqueños piensan que es un problema que sí se puede solucionar, al contrario de otros como la inseguridad o la basura”.

El taller Construyendo un atlas de agua para Caracas fue organizado por el Instituto de Estudios Regionales y Urbanos, Ieru USB, con la participación del Instituto Goethe de Caracas y Glocalstudio, en el marco del Simposio Caracas Ciudad de Agua.

Entres los expertos internacionales, se encontraba Antej Stokman, quien ha laborado en varios proyectos de agua en varios países, incluida China. Para la experta, el problema del agua es extremadamente complejo y requiere la participación de diversas disciplinas e instituciones cuyo conocimiento es muy difícil reunir. Por eso alabó la realización del taller en el que se compartirían conocimientos y se propondrían algunas ideas sobre las principales preguntas en torno al problema del agua. Las conclusiones del taller serán presentadas la semana próxima.

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