Benjamín Scharifker: “La situación de las universidades venezolanas es trágica”

Benjamín Scharifker, Premio Simón Bolívar 2017.

Elsa Pilato / Departamento de Información y Medios USB.-

La situación de las universidades venezolanas “no es crítica, sino trágica”,  así lo dijo el Profesor Emérito Benjamín Scharifker, ganador del Premio Simón Bolívar de la Asociación de Profesores de la USB (Apusb), edición 2017, en ocasión de la entrega de los Premios Apusb 2017, realizada el pasado viernes para celebrar el Día del Profesor Universitario.

El retrato actual de las universidades está recogido en el reciente informe El pensamiento bajo amenaza, Situación de la libertad académica y la autonomía universitaria en Venezuela, que “documenta las amenazas y violaciones a la libertad académica y la erosión de la Autonomía universitaria desde 2003. El informe documenta los casos de detenciones arbitrarias, persecuciones y juicios militares a universitarios, cierre de medios de comunicación universitarios, deterioro de la calidad educativa, inseguridad en los recintos universitarios, asignación de cupos bajo criterios no académicos, y restricción de la oferta académica”.

La interferencia directa del Ejecutivo en la Autonomía universitaria, destacó Scharifker, se manifiesta en las 43 sentencias judiciales que entre 2012 y 2015 impidieron la realización de elecciones de autoridades y estudiantiles en las universidades.

Además, las universidades han sufrido la asignación arbitraria de los presupuestos y el desconocimiento de las asociaciones naturales y legítimas de representación de profesores y estudiantes

El deterioro de las universidades queda también patente en el descenso de 50 por ciento de la matrícula en las universidades, y la pérdida de 50 por ciento de sus profesores.

Sin sostenibilidad no hay Autonomía

El ganador del Premio Simón Bolívar 2017 afirmó que la situación actual de las universidades afecta su sostenibilidad. “Un aspecto de la Autonomía universitaria que muchas veces no consideramos es la responsabilidad y el deber de las universidades de velar por su propia sostenibilidad. Es un tema que tiene que estar en el centro de nuestra atención para garantizar la Autonomía que no es solo un tema de derechos ni de declaraciones, sino de ejercerla”.

Scharifker recordó que el primer acto republicano de Autonomía universitaria en Venezuela ocurrió en 1827, cuando la Universidad de Caracas se convirtió en la Universidad Central de Venezuela. “El entonces presidente Simón Bolívar le encargó al rector José María Vargas el diseño de unos estatutos que garantizaran el funcionamiento de la universidad. Se dotó a la universidad de la explotación de las haciendas de cacao más productivas del momento para garantizar su sostenibilidad, y así lo hicieron hasta que Antonio Guzmán Blanco tomó para el Estado venezolano esas propiedades”.

Enfatizó que en este momento “ni el fisco nacional puede financiar a las universidades públicas ni las privadas pueden funcionar con los recursos provenientes de la matrícula que pagan los estudiantes. Por eso debemos fijarnos en lecciones aprendidas: en los años 80 cuando el país atravesó una crisis económica, de menor magnitud de la actual pero que obligó a la devaluación del bolívar, las universidades tuvieron que cambiar sus modos de actuar. En la USB, por ejemplo, se creó la Fundación de Investigación y Desarrollo (Funindes USB) para procurar acercamientos a la sociedad que mejoraran las condiciones económicas de entonces”.

Otra recomendación de Scharifker fue observar lo que ocurre en otras universidades del mundo, en especial las norteamericanas que “gozan de niveles de Autonomía envidiables”.

Explicó que a través de la explotación de patentes estas universidades obtienen ganancias. “Sin embargo, el retorno de la inversión en investigación y desarrollo es apenas del 4 por ciento, porque lo importante es que el beneficio retorna a la sociedad por la vía del desarrollo, y esa es la verdadera función de instancias como Funindes o el Parque Tecnológico Sartenejas: no es producir beneficios económicos directos para la universidad, es generar impacto en la sociedad que se convierta en una mejor vinculación entre universidades y sociedad. Se trata de alinear las capacidades de la universidad a las necesidades de la sociedad. En la medida que la universidad lo logre, entonces se generarán los recursos en la propia sociedad para subsidios e inversiones que a su vez se revertirán en el progreso de las universidades”.

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