“No ha habido aumento inesperado de la demanda de energía en el país”

Paulo De Oliveira, director del Instituto de Energía de la USB

Elsa Pilato / Departamento de Información y Medios.-

Aumento inesperado de la demanda, derroche de energía y falta de planificación, tres de las principales causas a las cuales suele achacarse la crisis del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), pueden considerarse como mitos que no justifican la crisis estructural que hoy sufre en sus actividades fundamentales (generación, transmisión, distribución y comercialización).

Como una de las actividades de la programación del evento Institutos en acción, el profesor Paulo De Oliveira, director del Instituto de Energía (Indene) de la Universidad Simón Bolívar, explicó cada uno de los tres mitos, no sin antes establecer que la energía eléctrica “no es una dádiva del Estado, sino una palanca del desarrollo de una sociedad en la búsqueda de progreso; el SEN es un sistema complejo y sensible que corre constantemente el riesgo de colapsar; y que la electricidad es un negocio que requiere inversiones”.

El aumento inesperado de la demanda no es tal, explicó De Oliveira: para el período 2004-2023 se estimó un crecimiento interanual de la demanda de 3,75 por ciento, “una proyección acertada; por lo tanto, el crecimiento no fue inesperado, había un escenario que ya lo preveía. Los planificadores de la demanda han acertado, la demanda que tendremos en 2030 tampoco será inesperada”.

Con respecto al derroche de energía del que se acusa al venezolano, si bien el consumo en el país supera en 14 por ciento la media de América Latina, es necesario observar qué sectores son los responsables del mayor consumo y establecer indicadores para saber si efectivamente hay derroche.

Según cifras del año 2007 de la Cámara Venezolana de la Industria Eléctrica (Caveinel), 26 por ciento del consumo energético correspondía al sector residencial, 30 por ciento a las industrias de Guayana y 40 por ciento era energía no facturada. “El responsable de esta pérdida es el Estado, por incapacidad de medir y cobrar”.

De Oliveira destacó que en los años noventa se produjo la primera alarma sobre el SEN cuando se determinó un déficit de inversión; luego, en 2003 se dio la segunda alarma por la sequía del Guri que ocasionó una minicrisis; ya a partir de 2007, el estado es de emergencia nacional.

La planificación de los años setenta pensada para el año 2000 fue exitosa, puesto que cubrió la demanda esperada. Sin embargo, a partir de ese año, “todo se congeló, porque en los noventa no se realizaron las inversiones necesarias”.

En 2003 el plan gubernamental para el SEN incluía los proyectos que se comenzaron en los años noventa; para 2006-2014 los proyectos preveían un aumento de 3.860 megavatios (Mw); para diciembre de 2011, el gobierno prometió un SEN con 2.568 Mw más; y para 2012 Corpoelec (Corporación Eléctrica Nacional) debería incorporar, según lo anunciado por el gobierno, 3.618 Mw. “No todos los proyectos que comenzaron en los noventa se concluyeron, y lo que se planificaba para 2004 no es la misma planificación que estamos viendo ahora”.

En opinión del profesor De Oliveira, hoy en la gestión del SEN priva el desorden técnico-administrativo y la generación y consumo no racional e ineficiente. “¿Qué hacer? Definir una política energética nacional, y considerar el SEN como un negocio nacional, tal como lo es el petróleo”.

Política energética integral

El profesor Rafael Armando Meleán, también adscrito al Indene, habló acerca de los elementos para una política energética integral. A su juicio, “se rectifica o hay un cambio político, porque el modelo político actual condiciona las estrategias y políticas del sector; de lo contrario, la crisis se agravará”.

La influencia de este modelo queda en evidencia en el proyecto Simón Bolívar 2007-2013, que en lo concerniente a la energía señala que Venezuela se convertirá en una potencia energética regional y fortalecerá la integración energética latinoamericana y caribeña, pero
no aparece como prioritario “suministrar energía a la sociedad de forma eficiente, segura y sustentable”.

Meleán indicó algunos de las dificultades que existen para la generación térmica en nuevas centrales: el déficit de gas que actualmente se estima en 2.100 millones de pies cúbicos diarios. “No se puede usar gas en generación térmica, porque hay déficit. Se usa diesel o residual, y esto merma la exportación”.

La producción de gas natural se estancó en el país en la última década, apuntó Meleán, tal como muestran las propias cifras oficiales: de 1990 a 1999 la producción pasó de 3.750 a 6.000 millones de pies cúbicos diarios, mientras que en los últimos diez años, no sobrepasa en promedio los 7.000 millones de pies cúbicos diarios.

La repercusión de este déficit se evidencia en la reducción de 6,72 por ciento Del consumo de gas en el sector eléctrico en 2010, y al mismo tiempo el aumento Del consumo de gasoil en 25,39 por ciento.

Para Meleán, la solución a la crisis del SEN pasa por establecer reglas claras en un consenso político y social, y aceptar la participación privada.

Fotos: Alfredo Terán

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