Universidades investigan con las uñas

En 2011 la Universidad Simón Bolívar cerró temporalmente seis programas

Arnaldo R. Espinoza / Últimas Noticias.-

Hallar la cura para el Alzheimer y el cáncer, encontrar los efectos de la vacuna BCG en infantes portadores del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), estudios sobre la leishaniosis en poblaciones humanas y posibles factores de riesgos, odontología para la tercera edad, clonación de variedades de piña para consumo de humanos, soluciones para que no ocurra otra tragedia hidrometeorológica en Vargas, son algunos de los factores que han investigado las universidades del país. Sin embargo, en el último lustro, las instituciones han visto como el área de investigación se ha visto afectada por recortes presupuestarios y cambios en la ley, haciendo que las áreas de estudio se enfoquen en la supervivencia.

“Aproximadamente el 50 por ciento de las investigaciones en curso en la Universidad Central de Venezuela están enfocadas en el área de las Biociencias”, explicó el profesor Félix Tapia, gerente del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico (CDCH) de la UCV. Este organismo, presente en todas las universidades públicas nacionales, es el encargado de normar, regular y publicar los avances en el área.

Aunque los proyectos de ciencias asociadas a la salud se realizan en la mayoría de las universidades, otras áreas se desarrollan en la Universidad Simón Bolívar que investiga el área de Ciencias Aplicadas o en la Universidad del Zulia que se enfoca en Humanidades y Educación. “Acá no se ha dejado de investigar. Lo que hemos hecho es apretarnos el cinturón”, sentenció Tapia. Advirtió que de continuar el recorte presupuestario en las instituciones, la sobrevivencia sería de seis años aproximadamente.

Con las uñas

Lúcidos de la reunión cuatrimestral de los directores de investigación, realizada en la Universidad de Carabobo, el director del capítulo de la Universidad de los Andes, Alejandro Gutiérrez, reconoce que la situación es “difícil”. Mientras que Félix Tapia explica que un recorte del 7 por ciento en el presupuesto universitario, como ha ocurrido en los últimos años, equivale a uno de 25 por ciento en las áreas de investigación. El caso se evidencia en la Universidad Simón Bolívar que el año pasado cerró temporalmente seis programas, incluyendo el de organización de eventos científicos en Sartenejas.

Tomando en cuenta que aproximadamente un quinto de la plantilla profesoral también está dedicado a actividades de investigación, son muchas las puertas que se cierran por la conjunción de falta de presupuestos y trabas burocráticas, como Cadivi. “Pedir recursos para asistir a un evento internacional se ha tornado en un viacrucis”, explicó Raisa Urribarri, profesores de la Universidad de los Andes que enfoca sus proyectos al área de Tecnología de la Información.

A esto hay que agregar que la reforma de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación desarmó las ventajas que tenían las universidades para dedicar recursos a proyectos, dijo Tapia. El marco legal original (2005) permitió, de alguna manera, una organización entre empresas, comunidad y entes de investigación, su modificación “fue una maniobra política, que alejó a las universidades de muchos de sus beneficios”, señaló el gerente del CDCH-UCV.

¿Oscuridad pa’la calle?

Si bien las instituciones de educación superior no han dejado de llevar a cabo proyectos de investigación, su traducción en mejorar reales para la vida colectiva ha descendido, según algunos parámetros.

El primero es, aunque más científico, el bajón que se ha experimentado en el número de publicaciones. “Son la manera de saber un número aproximado de lectores de tu trabajo”, señaló Urribarri. La razón es que los procesos de nominación de trabajos para publicaciones también se han visto afectados por la manipulación arbitraria del presupuesto.

Y está el sostenido descenso en el número de patentes otorgadas a trabajos de investigación universitarios. “Cuando teníamos convenios con Intevep, podíamos llegar a tres mil anuales; el año pasado apenas llegamos a cincuenta”, señaló Tapia. El descenso también se puede apreciar en los departamentos de la Universidad Simón Bolívar, donde los números han ido a la baja desde 2009.

Sin embargo, los números no son todo. Los entrevistados concuerdan que, aunque es una lucha constante, la calidad de la investigación académica venezolana se mantiene, aunque a una escala menor. De universidades e institutos como Intevep (tecnología petrolera) o el IVIC continúan saliendo proyectos de calidad que pueden llegar a hacer diferencia en la vida de todos.

 

Directrices oficiales

El Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación es el que dicta los parámetros de financiamiento de los proyectos de investigación. Las áreas prioritarias de desarrollo de proyectos dejan de lado la inversión en “nueva ciencia” para enfocarse en “necesidades primarias de la educación”. Esto explica “la gran cantidad de proyectos en biología y salud, pues son compatibles con los lineamientos oficiales y, por ende, es más sencillo conseguir los recursos”, explica Carlos Peláez del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC). Según el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, son prioritarios para el país los proyectos en ambiente, energía, política y sociedad, telecomunicaciones, vivienda, salud y soberanía alimentaria.

 

La crisis de la ciencia

El biólogo Jaime Requena publicó en la revista Interciencia (junio 2010) un trabajo titulado “La crisis de la ciencia en Venezuela” que intenta explicar la falta de avances en estos campos, especialmente en la última década.

Requena asegura que el pico de la investigación científica venezolana se alcanzó en 1993, para descender a su nivel más bajo en el año 2009. A pesar de que existen aumentos significativos en inversión, indicadores reales de avances como número de publicaciones totales o número de investigadores han crecido a niveles pírricos.

Un análisis demográfico hecho por el biólogo demuestra que la población de investigadores envejece con rapidez y no hay generación de relevo. Para Requena esto es uno de los mayores puntos de preocupación pues, a su juicio, “la generación actual de investigadores y académicos en Venezuela pudo haber sido uno de los logros más significativos de su democracia”.

 

Líneas de investigación

A pesar de que en Venezuela las líneas de investigación se han moldeado hacia las ciencias aplicadas a la salud, otras universidades también realizan aportes importantes en otras áreas del conocimiento:

La Universidad del Zulia: Humanidades y Educación, 20 proyectos (2009)

Universidad Metropolitana: Valores, sociedad y cultura, 84 trabajos (2011)

Universidad Simón Bolívar: Estudios ambientales, 27 proyectos de investigación y desarrollo (2011)

Universidad Católica Andrés Bello: Seis institutos y centros de investigación en las áreas de Comunicación, Ciencias Jurídicas, Historia y Derechos Humanos.

 

Últimas Noticias, 16 de julio de 2012, p. 4 y 5 diario 2001.

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