Las universidades en Venezuela no son apreciadas como instrumento de progreso

Enrique Planchart, rector de la USB

Elsa Pilato / Departamento de Información y Medios USB.-

Las universidades en Venezuela no son apreciadas como instrumento de progreso ni por el gobierno ni por la sociedad, por lo que es necesario que los universitarios trabajen para lograr el respaldo hacia una universidad generadora de conocimiento fundamental para el desarrollo y formadora de ciudadanos.

En esta idea coincidieron los rectores Enrique Planchart (Universidad Simón Bolívar), Benjamín Scharifker (Universidad Metropolitana) y José Virtuoso (Universidad Católica Andrés Bello) durante el foro de clausura de la III Semana Latinoamericana y Caribeña en la Simón.

El rector Planchart afirmó que en la actualidad en el país las políticas públicas dirigidas a la educación universitaria están lejos de hacer funcionar a la Universidad como instrumento de progreso. “Si seguimos por este camino, la perspectiva para dentro de cincuenta años es la de un país africano, tendremos una población inculta, incapaz de hacer por sí misma”.

Esta política hacia la Universidad, expresó Planchart, tiene una de sus más claras expresiones en los presupuestos deficitarios de los últimos años. “Para 2013 tenemos un presupuesto que apenas cubre 40 por ciento de lo planificado y donde hay 0 por ciento para investigación e inversión académica”.

El Consejo Nacional de Universidades, explicó, dice que los recursos para investigación tienen que ser financiados por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, pero este año de 180 proyectos introducidos por la USB, hasta ahora han sido aprobados apenas 3, de acuerdo con cifras del Decanato de Investigación y Desarrollo.

Para el rector uesebista el “acoso a las universidades” no es sólo por la vía del presupuesto, “también hay un acoso legal que vendrá por la vía de la nueva Ley de Universidades”.

José Virtuoso, rector de la Ucab, junto con el rector Planchart

El rector Virtuoso inició sus palabras con una cita de Arturo Uslar Pietri: “Si queremos un país de primera, no podemos tener una universidad de segunda”. Le preocupa cómo difundir entre la población venezolana la idea de una universidad de excelencia. “En nuestro contexto, la Universidad se mira más como una máquina de hacer profesionales, de otorgar títulos”.

Para el rector ucabista, la aprobación del proyecto de Ley de Universidades “decretaría la muerte de las universidades”. “¿Cómo defender la Universidad ante esta visión sectaria, una visión que se niega a reconocerla con su autonomía?”

En su opinión, la tarea en este sentido es político-estratégica. “La idea de Universidad que queremos defender no está posicionada en la opinión pública; al mismo tiempo, tenemos el reto de repensar la Universidad que queremos y requerimos”. En relación con este último aspecto, citó las reformas que apuntan al rediseño de los programas con base en el enfoque de la educación por competencias, así como los esfuerzos que hay que realizar para la internacionalización de las universidades venezolanas.

En opinión del rector Scharifker, la función de la Universidad es la búsqueda de la verdad, la generación de conocimientos, pero también la formación de capacidades humanas y la resolución de problemas. “Todo esto está interrelacionado y es complementario”.

La sustentabilidad de la Universidad, destacó Scharifker, tiene que comenzar por su ubicación en el momento actual: en la sociedad del conocimiento. En este sentido, indicó, es necesario pensar en términos de emprendimiento y conocimiento productivo, establecer un sistema nacional de innovación y articular Universidad con el sector productivo privado y el gobierno.

En este sentido, Elia García, decana de Investigación y Desarrollo de la USB, apuntó que la tendencia mundial es que cada vez más las universidades se independicen de los recursos provenientes del Estado. “Hay que mirar más hacia el sector productivo privado, pero por supuesto para esto es fundamental una política de Estado que impulse este modelo de Universidad, una institución para la generación de conocimiento y progreso del país, y este apoyo no lo tenemos ahora en Venezuela”.

Benjamín Scharifker, rector de la Unimet

Inexistente en el mapa mundial

Para situar a la Universidad venezolana en el mundo, Benjamín Scharifker, rector de la Metropolitana y ex rector de la Simón Bolívar, proporcionó cifras de algunos rankings internacionales de calidad.

En el ranking confeccionado por la universidad china Jiao Tong, en 2009, entre las primeras 100 universidades del mundo aparecen 59 de Estados Unidos y Canadá, 32 de Europa y 9 de Asia y Oceanía. Las latinoamericanas sólo cuentan entre las primeras 500: 6 de Brasil, 2 de Chile, 1 de México y 1 de Argentina. “África y América Latina no están en las Top 100 y no hay ninguna de Venezuela en las Top 500”.

Otro tanto se observa en el ranking mundial de universidades en la web del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, que evalúa los contenidos de Internet relacionados con el proceso de generación y comunicación académica del conocimiento científico. “En el Top 100 aparecen sólo dos universidades de América Latina, mientras que en el Top 500 están 12 de Brasil, 4 de México, 2 de Chile, 1 de Colombia, 1 de Argentina y 1 de Costa Rica. Venezuela no aparece”.

En el ranking iberoamericano de producción de conocimiento que se fundamenta en la base de datos Scopus, en 2011 la primera universidad venezolana era la Central de Venezuela (puesto 33), seguida de la USB (50) y la ULA (51). En 2012 ya ha cambiado la ubicación: la UCV se sitúa en el lugar 34, la USB en el 55, la ULA en el 56. “La producción de conocimiento es Venezuela es muy baja”.

Otros indicadores que sustentan esta afirmación son los registros de la Oficina de Patentes de Estados Unidos (más de la mitad de las personas que patentan en este país no residen en él, explicó Scharifker), que dan cuenta de que en las décadas 80 y 90 cada año se registraban 20 patentes venezolanas, mientras que en lo que ha transcurrido de siglo XXI el promedio es de 2 por año, el mismo que a mediados del siglo pasado.

Fotos: Javier Zamora

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