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Rosa Chacón: “La educación permitirá salvar a la Tierra”

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Para la profesora Rosa Chacón “la calidad de vida de las personas debe ser considerada como centro del desarrollo”.

Lisbeth Bernal / Departamento de Información y Medios USB.-

En el marco de la Semana del Aire, organizada por el Servicio Comunitario El Aire en La Simón, se llevó a cabo la Segunda Jornada Informativa La Calidad del Aire y sus Consecuencias para la Vida y el Planeta, en la cual, la profesora del Departamento de Planificación Urbana, Rosa Chacón, aseguró que la educación permitirá lograr los cambios necesarios para salvar a la Tierra.

En su intervención, la especialista en desarrollo sustentable, comentó los resultados de investigadores del MIT, quienes para 1972 informaron que “estábamos por debajo de la capacidad de la Tierra para soportar nuestras actividades”. No obstante, en tiempos recientes alertaron que estamos excediendo en 150% la capacidad del planeta, lo que ha generado pronósticos más pesimistas sobre el futuro de los seres humanos, ya que “si se mantiene el actual crecimiento, alcanzaríamos los límites de la Tierra en los próximos 100 años o incluso en menos tiempo, a mitad del siglo XXI”.

Estas investigaciones promovidas por el Club de Roma, señaló Chacón, “concluyeron que el crecimiento infinito en un planeta finito es imposible, no obstante, aún es posible revertir los cambios, lo que permitiría poder disfrutar del planeta. Pero para ello, “se debe desarrollar la Revolución Sostenible o el Paradigma de la Sostenibilidad, cuyo único objetivo es salvar a la Tierra, y la humanidad tiene la capacidad de practicar el desarrollo sostenible”.

Pero para lograr este tipo de desarrollo, explicó la investigadora y coordinadora del Grupo Vida Urbana y Ambiente de la USB, se necesita educar e informar, combatir la pobreza, desacelerar el crecimiento poblacional, disminuir el uso de combustible fósiles, entre otras medidas complejas orientadas a consolidar un profundo cambio en el modelo de desarrollo mundial, pues en ese nuevo modelo el dominio ecológico debería estar por encima del crecimiento económico y del desarrollo social.

La idea, agregó, es distinguir desarrollo de crecimiento económico y cambiar de un concepto cuantitativo a uno cualitativo, mediante un abordaje integral de largo plazo que, tal como lo expresa la definición del Desarrollo Sustentable, sea capaz de satisfacer las necesidades de la sociedad, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras. “Hablar de sostenibilidad es hablar de todos los individuos, de su cotidianidad, de sus valores e ideas, y bajo este concepto, la calidad de vida de las personas debe ser considerada como centro del desarrollo, porque una sociedad sostenible debe caracterizarse por su cohesión social, sentido de pertenencia y reconocimiento de identidad, además de otros elementos”, opinó.

Ente otras recomendaciones, mencionadas por la profesora Chacón e incluidas en el Informe de Planeta Vivo 2014 elaborado por WWF, para “preservar el capital natural, producir mejor y consumir de forma más responsables, es necesario reorientar los flujos financieros y la gobernanza equitativa de recursos”.

La preocupación que ha generado este tema, comentó, ha sido centro de debate desde hace varios años y para muestra están una serie de importantes eventos como la Cumbre de Río (2012), la Cumbre Mundial del Desarrollo Sostenible (2002), la Cumbre del Milenio (2000), la Declaración de Estambul (1996) y la Cumbre de la Tierra (1992), entre otros.

Estudiantes al servicio de la comunidad

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Los estudiantes del servicio comunitario dictan charlas en las escuelas, liceos y universidades, sobre la contaminación atmosférica, entre otras actividades.

En la USB se encuentra activo un Proyecto de Servicio Comunitario El Aire en la Simón, que está enfocado en lo que debe hacer la universidad frente a la contaminación atmosférica, informó su coordinadora, Gladys Rincón, profesora del Departamento de Procesos y Sistemas.

La tarea de los jóvenes es comprender el problema de la contaminación atmosférica y explicárselo a las comunidades, a través de las redes sociales, charlas en las escuelas, liceos y universidades.

Todavía hoy, la ciencia no ha descifrado con certeza el comportamiento de las nanopartículas que se encuentran en el aire, explicó Rincón. Apenas se conoce que pueden afectar la salud, específicamente a los sistemas respiratorio y cardiovascular, aunque, dependiendo de su tamaño y forma, estas nanopartículas podrían llegar a más partes del cuerpo y por eso señaló que es importante estudiarlas. De hecho, indicó que a nivel internacional existe una regulación sobre la cantidad y composición de ellas, aunque la normativa nacional la calificó de obsoleta porque “no nos protege la salud”.

Desde el año pasado, informó la investigadora, se encuentra instalada en el techo del Edificio de Termodinámica, una estación de muestreo de calidad de aire, cuyo material luego es analizado en una estación de caracterización ubicada en el Laboratorio de Carbón y Residuales de Petróleo, que les permite identificar qué contiene el material particulado.

Por ahora adelantó que los estudiantes están relacionando los colores de las partículas que han observado en el campus y, posteriormente, analizarán sus formas.

Este proyecto es posible gracias a la colaboración del Laboratorio de Carbón y Residuales de Petróleo, el Grupo de Investigación de Tecnologías Alternativas Limpias y la Unidad de Gestión de Seguridad y Riesgo Ambiental.

Fotos: Javier Zamora

 

 

 

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