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“Mi gran secreto es pensar que siempre se pueden hacer mejor las cosas”

Fedora Alemán durante la entrega del doctorado Honoris Causa de la USB

Soraya Villarreal
Departamento de Información y Medios USB

 En acto solemne las autoridades rectorales de la USB entregaron ayer martes el Doctorado Honoris Causa a la artista Fedora Alemán, quien acompañada de familiares y amigos expresó su satisfacción por los 67 años de carrera artística que la llevaron a los mejores escenarios del mundo.

Sin lugar a dudas, dijo el rector Benjamín Scharifker en su discurso, “la vida y obra de Fedora Alemán reflejan una profunda búsqueda y encarnan los más altos valores académicos, valores que orientan a la Universidad Simón Bolívar en pos de la excelencia, la ciencia, la conciencia y la verdad”.

Scharifker destacó la obra de Alemán citando el libro escrito por Roberto Chacón y publicado en el año 2002, titulado Fedora Alemán Imágenes para una leyenda, sobre la vida de una de las más grandes venezolanas intérpretes del siglo XX.

Adina Izarra, coordinadora de la Maestría en Música de la USB y oradora de orden, hizo referencia a la trascendencia artística de la homenajeada, destacando que sus éxitos se mostraron en el mundo en escenarios de Nueva York, Washington, Baltimore, Filadelfia, Miami, París, Bordeaux, Jerusalén, Tel-Aviv, Roma, México, Viena, Belgrado, Berlín, Varsovia, Capri, Niza, Dusseldorf, Koln, Santo Domingo, Haití, Curazao, Río de Janeiro, Madrid, Puerto Rico, Bogotá, Caracas y la Colonia Tovar.

Izarra resaltó su colaboración, amor e interés por las nuevas obras venezolanas, por el trabajo que realizaban sus contemporáneos nacionales y “por darle la misma posición tanto a Mahler como a Plaza. Fedora fue alabada por el brasileño Villalobos y por el español Joaquín Rodrigo, el compositor del tan conocido Concierto de Aranjuez”.

El canto como lenguaje y amor espiritual

Fedora Alemán, con casi 94 años de edad, invadió de emotividad el Paraninfo de la Casa Rectoral, al compás de la marcha Pompa y Circunstancia, del inglés Edward Elgar. A su llegada, todos los que acudieron al acto detallaban su andar y se sintieron admirados por la mirada profunda de sus llamativos ojos, esos que a mediados del siglo XX deslumbraron a los cronistas y críticos de la prensa nacional e internacional.

A lo largo del acto Fedora Alemán se mantuvo atenta y sonriente ante las palabras del Rector, del Secretario durante la lectura de la resolución del Consejo Directivo, y de la coordinadora de la Maestría en Música, todas abundantes en halagos, tanto a su carrera artística como a la belleza de su personalidad.

Una vez al frente del micrófono, ataviada de toga y bonete, y ya con la medalla que la distinguía como Doctora Honoris Causa de esta casa de estudios, Alemán irrumpió en el silencio de la sala para compartir parte de sus logros y los secretos que la han hecho destacar como una de las mujeres más bellas y talentosas del país.

De todos los nombres enunciados en su discurso, el primero fue el de Alfredo Hollander, su profesor de canto, junto a la frase “la diferencia entre un cantante a otros músicos, es que el cantante es su propio instrumento, de allí que se necesite una disciplina no solamente relacionada con el canto sino también con un régimen de vida sana… Mi gran secreto es pensar que siempre se pueden hacer mejor las cosas”.

Alemán dijo que una de las actividades que siempre recordará, por la gran importancia en su carrera artística, fue la dirección del Museo del Teclado durante 18 años, en los que además de desarrollar programaciones de mucha creación, “teníamos que conservar y restaurar 24 pianos muy antiguos y de un extraordinario valor, entre ellos uno del año 1770 que perteneció al padre de Wolfgang Amadeus Mozart”.

Pero todo tiene su momentoen la vida, dijo Fedora Alemán para finalizar su discurso, “y a mis casi 94 años he entrado en una etapa interesante: la etapa de la experiencia, sin pasiones ni ambiciones, la etapa de la sabiduría donde una se lamenta de no haber podido hacer más, pero se comparte con otros esta sabiduría que da la experiencia de la vida. Al final estoy satisfecha de todo cuanto la vida me ha brindado, mis hijos (mi gran amor), mis amigos, mi país, convencida que hay tiempo para reír y para llorar. El canto fue mi lenguaje, mi amor espiritual; a través de él pude comunicarme con mis semejantes, espero haber cumplido”.

La intervención del Orfeón Universitario Simón Bolívar y la Orquesta de Cámara de la USB, dirigidos por los profesores Pedro Silva y Germán Marcano, marcó el final del acto, con piezas que fueron interpretadas por Fedora Alemán, entre ellas El Mesías, de Georg Friedrich Haendel.

Lea el discurso que dictó Fedora Alemán luego de recibir la distinción del Doctorado Honoris Causa de la USB, por el siguiente enlace:

http://elpapeldelabolivar.dsm.usb.ve/index.php?id=1211

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