“La resignación no puede ser la respuesta a la falta de recursos para investigación”

Jorge Mostany, ganador del Premio José Francisco Torrealba de la Apusb a la trayectoria de investigación

Elsa Pilato / Departamento de Información y Medios USB.-

Para Jorge Mostany, galardonado por la Asociación de Profesores USB con el premio a la trayectoria de investigación José Francisco Torrealba, la situación de crisis presupuestaria que atraviesa desde hace algunos años la Universidad Simón Bolívar no puede ser excusa para relegar la investigación a un segundo o tercer plano ni para relajar las exigencias de ingresos y ascensos en el escalafón académico.

Mostany, profesor Titular del Departamento de Química, observa que el desánimo se está sembrando en buena parte de la comunidad académica. “Preocupa escuchar que la respuesta a la crisis sea disminuir las exigencias de excelencia académica que han sido el lema de esta institución desde su creación. Relegar la investigación a un segundo o tercer plano a cuenta de la crítica situación, es renunciar a ser Universidad y resignarse a ser una escuela de tiza y pizarrón. Esta no es una opción aceptable. No puede haber resignación como respuesta sino indignación y espíritu de lucha”.

La crisis es sin dudas alarmante, apunta Mostany, y sobrepasa el aspecto presupuestario. “En todos mis años en la Universidad no había vivido un peor momento en lo relativo a los medios y posibilidades para hacer investigación básica; nunca antes las políticas y planes gubernamentales habían sido tan errático y sectarios como ahora: todas las acciones públicas están subordinadas a un proyecto político de control total de la sociedad y este objetivo colide frontalmente con el deber ser de la Universidad. La Universidad venezolana ha sido objeto de violencia en todas sus formas: presupuestaria, legal y física, con el propósito de doblegarlas”.

En la USB es manifiesta la deserción de la generación de relevo “que no encuentra ningún atractivo en los bajos salarios y pocas oportunidades de la carrera académica”. “Nuestra institución ha sufrido el impacto de la escasa inversión del Estado en ciencia y tecnología en las instituciones que hacemos investigación: 77 profesores a dedicación exclusiva se han retirado desde 2009, la productividad de nuestros mejores grupos de investigación se ha visto afectada por el cierre de programas de financiamiento, a eso se le suma el deterioro de la planta física y las deficiencias de servicios básicos”, destaca Mostany, quien desde 2008 es Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales.

Parte de la respuesta a la crisis está en la propia Universidad y en su comunidad, algunas acciones que pueden ponerse en práctica, señala Mostany, son la asociación interna entre investigadores para apoyar a los profesores noveles, compartir equipos y materiales para maximizar su rendimiento, establecer colaboraciones con grupos de investigación en el extranjero, buscar todas las alternativas posibles de financiamiento tanto nacional como internacionalmente, además de la denuncia pública que la propia Universidad debe hacer ante el país: “Hay que hacerle entender a los venezolanos que con el desmantelamiento de la Universidad Autónoma se está comprometiendo su futuro y el de sus hijos, porque nos destinamos a ser un país ignorante y dependiente de la creatividad y empuje de otros”.

Para impulsar esta respuesta es necesario el convencimiento pleno de toda la comunidad uesebista y del cuerpo académico en particular de que “la Universidad es Universidad porque hace investigación”. “Una Universidad de tiza y pizarrón es un colegio, no una Universidad. Se requieren laboratorios, bibliotecas actualizadas, plantas piloto, infraestructura informática, conectividad, canchas deportivas, auditorios, entre otros. La educación de calidad es cara, pero es una inversión que proporciona un enorme retorno a mediano y largo plazo, reflejado en economías pujantes, mejor calidad de vida y posibilidad de ascenso social de sus ciudadanos. El futuro del país se forja en las universidades pues de ellas salen los profesionales que asumirán las más exigentes responsabilidades de la nación. Quien ha realizado investigación como parte de su proceso formativo, puede resolver cualquier problema, pues ha aprendido a plantearse las preguntas apropiadas y buscar rigurosamente las respuestas”.

Gran inversión, pobres resultados

Las políticas de inversión en ciencia, tecnología e innovación (CTI) de países vecinos a Venezuela, incluso de países socios y aliados, son radicalmente distintas a las de Venezuela, indica Mostany con cifras del año 2009 de la Rycit (Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología: www.ricyt.org/). “A pesar de declarar la mayor inversión en CTI del continente y una de las mayores del mundo -2,36 por ciento del Producto Interno Bruto-, los resultados son muy pobres: apenas 3 graduados de Doctorados en Ciencias Naturales y Exactas, 29 de Maestría en la misma área y 1.400 publicaciones en el Science Citation Index”.

Colombia exhibe para los mismos indicadores y con 0,40 por ciento del PIB de inversión en CTI: 52 doctores, 387 magíster y 2.386 publicaciones; Brasil: 1,57 por ciento del PIB, 2.388 doctores, 5.819 magíster y 34.243 publicaciones; Cuba: 0,93 por ciento del PIB, 56 doctores y 950 publicaciones; Argentina (datos 2008): 0,67 por ciento del PIB, 300 doctores, 164 magíster y 7.739 publicaciones. “¿Dónde está toda la inversión en CTI en Venezuela? Ciertamente, no en las universidades que hacen investigación”, concluye Mostany.

Fotos: Alfredo Terán

 

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