Simón López: “En la nueva LEU es vital no confundir programas de extensión con estudios de postgrado”

Locti, del aporte a la tributación

Lisbeth Bernal / Departamento de Información y Medios USB

Varias sugerencias realizó el decano de Estudios de Postgrado de la USB, Simón López, para mejorar el próximo instrumento legal que regirá la educación universitaria. Entre sus principales propuestas, todas elaboradas en torno al nivel universitario de postgrado, mencionó la necesidad de diferenciar aquello que es materia de extensión de los programas que sólo competen a los estudios de postgrado.

Hoy en día esa confusión se aprecia en muchas universidades, principalmente en las privadas, señaló, al observar programas de extensión dentro de la oferta de estudios que ofrecen direcciones o decanatos de postgrado. Tal situación, dijo, requiere que sea aclarada en la nueva LEU, sin embargo todavía en el proyecto recientemente vetado, no se esclarecía dicho asunto, al contrario, se acentuaba la confusión.

Un ejemplo de esto se puede apreciar claramente en varios artículos de instrumento vetado y muy especialmente en el 43, en donde se habla de los tipos de estudios de postgrado, dijo López durante un coloquio organizado con los estudiantes del Doctorado en Ciencias Sociales y Humanidades por iniciativa de su coordinador, el profesor Guillermo Yáber.

Uno de los términos que genera más polémica es el de “diplomados”, ya que suelen referirlos a programas de perfeccionamiento profesional, cuando en realidad se tratan de programas de estudios no conducentes a grado.

Para López esta aclaratoria se debe realizar no porque uno de ellos sea superior al otro, sino debido a que ellos generan competencias distintas por lo cual, además, requieren de diferentes requisitos para su ingreso.

En ese sentido, los programas de perfeccionamiento profesional exigen para su admisión un título universitario, mientras que los diplomados poseen requerimientos de admisión variados que depende de los objetivos del programa, por lo que en algunos casos se puede observar que sólo exijan cierto dominio de la escritura y en otros, habilidades en el manejo de técnicas muy específicas e incluso un título universitario.

No obstante, comentó que pareciera que la palabra diplomados es muy atractiva en mercadeo y pese a que ciertas instituciones conocen la naturaleza de sus programas, continúan utilizándola de manera equivocada.

En Venezuela, añadió, existe una alta demanda de programas de alto nivel enfocados en mejorar el desempeño profesional en un corto tiempo, debido a necesidades económicas que le impiden a un gran número de venezolanos dedicar un largo período a un postgrado, por lo que López considera que se hace más necesario sincerar la oferta de los programas, en vez de crear falsas expectativas fundamentadas en una confusión entre extensión y postgrado, que finalmente no beneficia a los aspirantes de dichos programas, tampoco a las empresas, mucho menos al país.

Cómo garantizar sustentabilidad de postgrados gratuitos

Otro aspecto sugerido por López en el marco de las discusiones sobre la nueva LEU, consiste en permitir la autosustentabilidad de los programas de postgrados, ya que en el proyecto vetado se garantiza la gratuidad de estos estudios eliminándose una fuente de ingreso que hasta los momentos ha hecho posible la apertura de diversos postgrados.

“Desde el punto de vista académico, es muy bueno la gratuidad de los postgrados, pero desde el punto de vista económico, no parece viable. Para lograrlo, esa política tendría que venir acompañada de un incremento en el presupuesto que garantice la sustentabilidad de los programas, lo que actualmente pareciera muy difícil debido a que los recursos que recibe la universidad desde hace varios años, apenas permiten su funcionamiento básico”, explicó.

En ese sentido, López propone continuar permitiendo el ingreso de fondos mediante las diversas modalidades que se manejan en postgrado. Por ejemplo, en la USB ciertos programas son financiados por las empresas, otros por los propios estudiantes, algunos por la universidad y los estudiantes y, el resto, por las empresas y los estudiantes.

“Por supuesto que existen programas como los de ciencias básicas, que no son autosustentable por la poca demanda o por los recursos limitados que poseen sus participantes, pero que igualmente considero deben ser apoyados por el Estado debido a su importancia en el desarrollo de la nación”, indicó, pues para López, aquellos postgrados que no resuelven de manera inmediata problemas nacionales, no significa que deban ser descartados tal como se planteó en el proyecto de ley en la Asamblea Nacional, tampoco considera que únicamente deban ser apoyados por el Estado los programas de estudios que se vinculan con los planes de desarrollo del país.

A esto, añadió, en materia de postgrado lo ideal es que en las universidades se reúna personal calificado para discutir tales temas, pues aunque López respalda la participación de todos los sectores que integran la comunidad universitaria en la toma de decisiones, no cree que sea beneficioso ese enfoque en áreas tan especializadas que requieren, a su juicio, sólo de la participación de personas que posean los conocimientos adecuados.

Locti apunta hacia la tributación

En esta cita, el decano de Postgrado hizo un recuento sobre lo ocurrido con la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación, creada en el año 2001 y recientemente modificada.

“Con la Locti se rompió el paradigma universidad-empresa y se fomentó el desarrollo de la ciencia para incrementar la competitividad de las empresas y sus producción para el beneficio de la nación. Pasamos de 0,4 % del PIB a 2,6 % del PIB destinado a la ciencia, la tecnología y la innovación (…) lamentablemente no hubo una supervisión adecuada del destino de esos fondos que fueron desviados a la inversión de las propias empresas”, afirmó.

Las restricciones que surgieron posteriormente, en su opinión, afectan el espíritu de la Ley, ya que los aportes de las empresas ahora se puede decir que “son tributos centralizados por el Estado”.

Adicionalmente, se deja toda la carga económica del desarrollo de la ciencia a los fondos provenientes de la Locti y no del Estado, y se incorporan aspectos vinculados a la filosofía socialista como las comunas que no están en la Constitución, además de nuevas denominaciones que no están claras en el texto como “cultores de la ciencia”, quienes podrían recibir fondos para sus investigaciones, lo que indudablemente impactará a largo plazo la supervivencia de los postgrados que no cuenten con el apoyo del Estado y no se vinculen con su filosofía.

Trabajo por reacción

El ponente aceptó en su presentación que hubo un abandono por parte de las universidades en la discusión de estos temas, muy particularmente en lo referente a postgrados. “Pasaron 31 años sin discutir, lo ideal es que los cambios vinieran de las universidades, pero no fue así y ahora estamos trabajando por reacción”. Sin embargo, señaló que hoy, lo importante es que dicho proyecto de Ley sea discutido de manera amplia.

Fotografías: Alfredo Terán

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