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El Sida no es una sentencia de muerte

Los avances de la ciencia sobre los tratamientos de pacientes seropositivos es una señal de esperanza, pero no es un motivo para relajar las políticas preventivas e informativas sobre la gran plaga de la era actual

Charla sobre VIH en la Semana de Estudios Generales

Gerardo Guarache Ocque
Departamento de Información y Medios USB

Durante la década de los noventa y, más aún en los ochenta, contraer Sida significaba morir. Los rostros de Rock Hudson y Freddy Mercury dieron la vuelta al planeta dando un mensaje de alerta contra lo que muy pronto se convertiría en una pandemia que hasta 2005 arrebató la vida de 25 millones de personas. 

Los esfuerzos para encontrar la vacuna y la cura no han resultado, pero las investigaciones sobre tratamientos que controlan la enfermedad han prolongado significativamente la vida de quienes padecen el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, que actualmente ascienden a 33 millones, según cifras del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida.

Éste fue el mensaje que dejó la charla “¿Se puede vivir con VIH?”, dictada en la sala Rosario Horowitz de la Biblioteca Central de la Universidad Simón Bolívar, la cual estuvo enmarcada en la XXI Semana de Estudios Generales.

La respuesta a la interrogante del título es positiva, según la opinión de las profesoras Thelma Slezynger, del departamento de Biología Celular, Antonietta Porco, del laboratorio de Genética Molecular Humana, y la invitada Audrey Prieto, quien dirige los Programas Educacionales y de Prevención de la Fundación Daniela Chappard.

Sida es el nombre que lleva la fase aguda y sintomática de la patología, cuando la persona, por mililitro de sangre, presenta un recuento inferior a 200 células tipo CD4, que son glóbulos blancos de importante rol en las respuestas inmunitarias del organismo. Por eso el cuerpo se hace vulnerable a infecciones comunes que regularmente no representan ninguna amenaza.

La profesora Antonietta Porco recomienda al público practicarse la prueba anualmente porque un diagnóstico temprano podría permitir un seguimiento del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) una vez que invade al individuo, y eso abriría el camino a tratamientos antirretrovirales adecuados.

En 1983 el francés Luc Montagnier, y sus colaboradores, definieron al causante de aquellas extrañas infecciones como un retrovirus, cuya singularidad radica en su genoma compuesto por ARN, más allá de su extrema variabilidad y de su capacidad para restringir la producción de anticuerpos.

Ese ARN hace que el virus necesite traducirse a ADN para poder penetrar las células, y para ello requiere la presencia de una enzima llamada transcriptasa inversa. Por tal motivo, actualmente algunas de las drogas buscan inhibir la acción de esa transcriptasa, y otras se encargan de disminuir la acción de la enzima proteasa o limitar la fusión por medio de la cual el virus entra a la célula.

Lo cierto es que las terapias de alta eficacia consisten en la combinación de estos tipos de medicamentos, cuyo objetivo principal es evitar la replicación viral para regular la cantidad de células infectadas que puedan colonizar las CD4, y así reestablecer el sistema inmunológico del paciente.

La prevención es la cura 

Se cree que el VIH proviene del VIS (Virus de Inmunodeficiencia Simia), alojado en una población de primates en estado salvaje que habita las selvas de Camerún. Esta información fue publicada por la revista Science el 25 de mayo de 2006, reseñando un estudio titulado “Chipanzee Reservoirs of Pandemic and Nonpandemic”, que aporta los primeros hallazgos claros sobre los orígenes.

La similitud del virus responsable del Sida con algunas cepas presentes en estos simios llamó la atención del equipo de la profesora Beatrice Hahn, de la Universidad de Alabama, quienes durante 7 años estudiaron alrededor de 600 muestras de materia fecal recolectadas en 10 lugares de las selvas de África Central.  

El pasado 28 de abril se conoció otro estudio, publicado por la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, que sugiere la posibilidad de que una proteína humana pueda combatir el virus, a través de la neutralización de la resistencia del patógeno a los antirretrovirales.

Los investigadores del Instituto Nacional Estadounidense de Investigación sobre el Genoma Humano, dirigidos por Pamela Schwartzberg, bloquearon una infección con VIH en una probeta desactivando una proteína humana denominada ITK, responsable de activar a los linfocitos T, que son células inmunitarias clave en el organismo.

A pesar este avance, y de las investigaciones sobre los orígenes y los protocolos de tratamiento, la Fundación Daniela Chappard se enfoca en la prevención. Se cree que es necesario profundizar sobre el tema en jóvenes de menor edad, puesto que las prácticas sexuales muchas veces se inician antes de la etapa universitaria y en los últimos años se ha observado una tendencia al ascenso de los grupos entre 15 y 25 años.

La fundación se ha dedicado a divulgar información en medios de comunicación, escuelas, centros de trabajo y familias, para empapar a la población sobre los riesgos que representa el Sida. La moraleja es clara: La seriedad de la relación sexual y el uso de los preservativos son, hasta ahora, la mejor forma de prevenir.

Durante la charla, Audrey Prieto criticó a los organismos médicos que catalogan al Sida como una enfermedad crónica, junto a la diabetes, al asma y la hipertensión. “No podemos dejar de lado las implicaciones humanas, emocionales e íntimas de una persona que vive con VIH. Decirle su condición al resto del mundo no es fácil porque el rechazo sigue presente”.

Prieto mencionó que existen empresas que se rehúsan a contratar personas por portar el virus, así como países que niegan visas. Además, citó los casos de la Universidad Bolivariana y la Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada Bolivariana, que exigen la prueba de VIH a los aspirantes de algunas carreras como requerimiento para el ingreso.

En este caso fue necesaria la denuncia de un estudiante que quería cursar un posgrado de medicina en la Universidad del Zulia para que el ministro de Educación Superior, Luis Acuña, atendiera una recomendación de la Consultoría Jurídica de la Fiscalía General de la República y prometiera, el pasado 13 de mayo, la emisión de una resolución que prohibiera tal requisito.

La situación actual del Sida en Venezuela es un territorio parcialmente desconocido. La mejor aproximación está en el informe de gestión de 2006 presentado por el Programa Nacional de Sida del Ministerio de Salud y Desarrollo Social, el cual muestra que se está aplicando terapia antirretroviral a un total de 19.152 personas.

Ese estudio indica que entre 1982 y 2006 se han registrado 61.426 casos en territorio nacional. Sin embargo, el presidente de la Fundación Daniela Chappard, Bernard Chappard, cree que actualmente podría haber más de 500 mil portadores de VIH en el país, de los cuales 90 por ciento ignora su condición.

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