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36 metros se elevó artefacto ganador de competencia de cohetes de agua

Elsa Pilato
Departamento de Información y Medios USB.-

Alejandro Calvanese estaba convencido de que su cohete de agua llegaría muy arriba en el cielo de Sartenejas. Con seguridad colocó el artefacto confeccionado con botellas plásticas de malta y alas y pico negro en el centro del anfiteatro. Puso unas cuantas piedritas de carburo en el agua vertida en el interior de la botella y con un encendido eléctrico, provocó la reacción suficiente para que se produjera la explosión y el cohete se elevara 36 metros, la mejor marca registrada en la segunda competencia de lanzamiento de cohetes propulsados por agua.

Calvanese, estudiante de Ingeniería Eléctrica, pero deseoso de cambiarse a Mecánica, se llevó el premio al primer lugar del concurso organizado por el Grupo de Ciencias Espaciales de la USB, que consistía en lanzar un cohete elaborado con botellas de refresco y sin elementos metálicos en su exterior, utilizando expulsión de agua y combustibles gaseosos. El premio fue una impresora HP multifuncional.El segundo lugar fue para el Colegio Los Arcos, que tiene un club de cohetes de agua con varios años de experiencia. La explosión fue exagerada y el cuerpo del cohete se rompió en la plataforma de lanzamiento, mas la tapa de la botella se elevó a 35,9 metros, y, según determinaron los jueces, la actuación fue válida.

Otro estudiante de la USB, Manuel Morgado (Licenciatura en Física), se llevó el tercer lugar con un cohete que empleó compresión de aire, más el agua, para la expulsión y que se elevó 25,1 metros.

Finalmente, el ganador del concurso, Calvanese, insistió en hacer un segundo lanzamiento -fuera de competencia- pues sabía que el cohete podía llegar más alto. En efecto, así ocurrió: se elevó 53,7 metros entre los aplausos del público.

Otros dos cohetes en competencia alcanzaron alturas de 19,1 y 22,7 metros. La altura fue calculada por tres jueces, uno ubicado en el techo del edificio de Electrónica, otro en lo alto del edificio de Comunicaciones y el tercero montado en una escalera cerca del Conjunto de Auditorios. Cada uno de ellos, con regla y transportador en mano, midieron el ángulo registrado por cada cohete y enviaron vía radio los datos al juez principal, quien con un programa dictaminaba la altura en metros.

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