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Discurso de Orden: Conferimiento del Profesorado Emérito a Juan León Livinalli

Oscar González, profesor del Departamento de Mecánica y Decano de Extensión, fue el encargado del Discurso de Orden

A cargo profesor Oscar González R.
Jueves 2 de Febrero de 2012

Comienzo por agradecer la inmensa distinción que me ha hecho el Consejo Asesor del Departamento de Mecánica, mi Departamento, al seleccionarme para dirigir estas palabras de reconocimiento a la muy meritoria trayectoria del Profesor Juan León, hoy investido como el Profesor Emérito número trece de la Universidad Simón Bolívar.

Sé que no fue una escogencia sencilla, pues son muchos los que podrían haber acometido semejante empresa con mucha mayor pertinencia y conocimiento de causa, pero la asumo con humildad y con la pretensión y la grave responsabilidad de representarlos a ellos y transmitir a todos la emoción y las razones que nos han traído hasta esta fecha, en este escenario y por este motivo.

El Artículo 14 del Reglamento de Distinciones Honoríficas de la Universidad establece que (cito): “El Consejo Directivo podrá designar profesores eméritos a profesores Titulares jubilados de la Universidad Simón Bolívar que hayan acreditado condiciones sobresalientes en la docencia o en la investigación.”

Es pues, mandatorio, que se elabore el inventario de esas condiciones sobresalientes en la docencia o en la investigación, a las cuales pueden agregarse sin complejos las relacionadas con la extensión universitaria, para sustanciar el expediente que acompañe cualquier postulación para optar a este reconocimiento, con el objeto de que esta postulación pueda ser sometida a consideración de los cuerpos colegiados facultados para tomar este tipo de decisiones. En el caso de la postulación del Prof. Juan León, ese trabajo fue hecho con pasión y lujo de detalles por el Consejo Asesor y la Jefatura del Departamento de Mecánica, para luego transitar por el Consejo Asesor de la División de Ciencias Físicas y Matemáticas, como paso previo a la aprobación por parte del Consejo Directivo en votación secreta.

La revisión crítica de estos requerimientos reglamentarios nos condujo a la siguiente pregunta: ¿son suficientes las condiciones sobresalientes en la docencia o en la investigación para que un profesor pueda ser postulado a un reconocimiento como el de “profesor emérito”? La respuesta que nos arrojó la conciencia no fue afirmativa. Un profesor titular jubilado puede haber sido y seguir siendo sobresaliente en docencia o en investigación, con lo cual demuestra obra y productos destacados dentro del ámbito de la calidad profesional, pero un reconocimiento solemne como este no pareciera destinado solo a la valoración de la calidad profesional, sino que ésta debe venir acompañada por una actitud orientada hacia la búsqueda de la excelencia, hacia la creación de futuro y con valor agregado en mística contagiosa. Debe otorgarse a personas demostrablemente honestas, respetables y respetuosas, responsables y solidarias y, en los tiempos que corren, con clara conciencia social y ecológica.

Todos estos son los VALORES que la Universidad ha hecho propios desde su fundación y así lo ha documentado. La calidad profesional es solo uno de ellos. En los últimos meses, y con especial énfasis en estos días de celebración del cuadragésimo segundo aniversario del inicio de actividades de la Universidad, diversas entidades internas han intensificado la promoción de estos valores entre la comunidad universitaria, en resonante recordatorio de la imperiosa necesidad de afianzarlos entre nuestros estudiantes, empleados, egresados, obreros y profesores, como contribución fundamental, por encima de muchas otras evidentes, a la consecución de una mejor sociedad. Ahora bien, estos valores son palabras huecas si no hay quien los siembre, los cultive y los practique de forma sostenida.

El Prof. Juan León es uno de los pocos fundadores de la Universidad que lleva 42 años sembrando, cultivando y practicando estos valores de forma continua, con presencia permanente y muy activa hasta nuestros días.

La búsqueda de la excelencia del Prof. Juan León comenzó en 1941 cuando nació en Petare, Caracas, hijo de un humilde comerciante que regentaba una pulpería cuasi-rural, y de la madre que llevaba las riendas del hogar. Según su propio testimonio, esos primeros años no fueron precisamente halagadores en cuanto a excelencia académica se refiere. La familia bien constituida orientó los primeros y difíciles pasos, pero ya Petare comenzaba a convertirse en una zona que no era precisamente muy propicia para la dedicación efectiva a los estudios. Por más de cinco instituciones transcurrieron los cinco años del bachillerato del joven León, hasta que, con el esfuerzo de rigor, la familia logró que culminara el último año en el Colegio La Salle de Tienda Honda. La fortuna hizo que allí recibiera las lecciones de matemáticas y física del Profesor José Giménez Romero, encendiéndose la chispa del interés por la ciencia y la tecnología que lo catapultó hasta sus estudios de Ingeniería Mecánica en la Universidad Central de Venezuela, disciplina que tenía apenas unos pocos años de creada en esa Universidad. Allí, también de la mano de distinguidos maestros del saber universitario, entre los cuales volvió a resaltar el Profesor Giménez Romero, comenzó a acercarse a la docencia y a la investigación, destacándose como un exigente preparador de matemáticas y de mecánica racional.

Ya graduado en 1966, como parte de una promoción que ha dejado huella profunda en la USB de la mano de los profesores Oswaldo Blanco, Alfonso Quiroga, Pedro Pieretti y Hernán Díaz, entre otros, aceptó, de entre varias otras ofertas muy tentadoras, la de permanecer como Profesor de la Facultad de Ingeniería de la UCV, ganando una bien reputada y hasta legendaria fama de estricto y exigente profesor que no lo ha abandonado. En esa búsqueda de la excelencia profesional que ya pasa a estar en un plano muy consciente, se postula y es aceptado para cursar estudios de Maestría en Ingeniería Mecánica en una de las mejores universidades del mundo en el área, California Institute of Technology (CalTech), en esa época con trece premios Nobel en su nómina, y justamente en los muy revulsivos y originales años finales de la década de 1960. Por ello no es fácil omitir o subestimar las importantes influencias profesionales, académicas y vivenciales que debe haber recibido en ese período, y que lo han acompañado hasta nuestros días.

Esos años también fueron importantes para su querida UCV, la cual atravesó por difíciles momentos que impidieron temporalmente la continuidad de su funcionamiento. Por eso acepta el reto de acercarse a la recién creada Universidad Simón Bolívar en su primer año de funcionamiento, 1970, retomando sus clases de matemáticas a nuevos estudiantes que apenas comenzaban sus estudios.

Aquí queremos hacer referencia al segundo de los valores de la USB, la Creación de Futuro. A los pocos meses de su ingreso en la USB, ante la necesidad de inaugurar los cursos profesionales de esos nuevos estudiantes, se crea el Departamento de Mecánica y se inicia la formación profesional de la carrera de Ingeniería Mecánica. El Prof. Juan León, a sus 29 años de edad, recibe el nombramiento como primer Jefe del recién creado Departamento y la encomienda de armar el primer “staff” de profesores. Ese tránsito fundacional del Departamento de Mecánica bajo su Jefatura perdura por casi 7 años, hasta 1977, período en el cual se gestó y consolidó la academia, la idiosincrasia y las formas actitudinales que han caracterizado a todos los que después hemos ingresado y trabajado en este Departamento y, en gran medida, también de los egresados de la carrera de Ingeniería Mecánica de la Universidad Simón Bolívar, todo muy a imagen y semejanza de Juan León, es decir, creando y haciendo “escuela”.

En eso de estar por ahí por estos campos “creando futuro”, entre muchas otras contribuciones pioneras en la USB y a nivel nacional, el Prof. Juan León integra, junto con los Profesores Alfonso Quiroga y Rodolfo Milani, la Comisión responsable de la creación de la carrera de Ingeniería de Materiales y también organiza el programa de Maestría en Ingeniería Mecánica en 1980, convirtiéndose en el primer Coordinador del Postgrado en esa especialidad.

El solo ejercicio pleno de la actividad docente durante tantos años es la mejor muestra de “futuro en creación”. El Prof. Juan León entiende perfectamente que el centro del proceso educativo es el aprendizaje antes que la enseñanza, pues aprender siempre tiene sentido así no exista quien enseñe, mientras que enseñar sin nadie que aprenda, carece de sentido lógico y conceptual. Su dilatado desempeño lo hizo merecedor del Premio a la trayectoria académica Simón Rodríguez de la Asociación de Profesores de la USB, versión 2005.

Aquí podemos volver a empalmar el discurso con el valor de la Calidad Profesional, concepto de por sí elusivo. Su interés por mejorar las capacidades de aprendizaje de sus alumnos lo han llevado a mantener una labor de divulgación sin precedentes en la USB en materia de publicación de libros de texto. Su libro “Mecánica”, publicado por la editorial Limusa, de México, cuya primera edición vio la luz en 1979, compitió sin complejos en la Universidad Simón Bolívar y varias otras Universidades nacionales y latinoamericanas con los clásicos libros de texto norteamericanos y europeos. Las reediciones posteriores, mejoradas progresivamente, ya algunas de ellas publicadas por la USB, se fueron desglosando en diferentes libros de títulos complementarios, como “Cinemática de Sistemas de Partículas”, Dinámica de los Sistemas de Partículas” y Dinámica de Cuerpos Rígidos”. En 1979, en co-autoría con el Prof. Reclus Roca Vila, sale a la luz, también con el trabajo editorial de Limusa, el libro sobre “Vibraciones Mecánicas. El libro “Dinámica de Máquinas”, derivado de su trabajo de ascenso a la categoría de profesor titular, publicado en 1984 también por Limusa, fue pionero en el tratamiento del tema desde una perspectiva práctica y aplicada, sin pérdida alguna del rigor analítico y conceptual. Por esas y otras merecidas razones recibió el Premio Bienal de la Asociación de Profesores de la UCV al libro de texto Universitario, en el área de Tecnología, en 1984. Otros ocho títulos conforman la producción editorial de libros de texto del Profesor Juan León.

Nada de esto hubiese sido posible sin una bien cultivada y contagiosa mística de trabajo, nuestro cuarto valor uesebista, tan necesario en nuestros días. La mística, en su concepción amplia y primigenia, tiene que ver con los valores propios del espíritu, con el interés por lo inmaterial por encima de lo material y crematístico, pero de forma intuitiva es fácil aseverar que en estos días el ejercicio de la docencia universitaria, con la pasión necesaria, es ya una demostración excelsa de mística de trabajo y de servicio, y con más razón después de 45 años de práctica continua y desinteresada.

La mística en el trabajo no puede desligarse de la responsabilidad, de la satisfacción por la labor cumplida gustosamente. En este valor uesebista también el Prof. Juan León ha sido ejemplo. Aún habiendo ocupado cargos de altísima responsabilidad y compromiso en la gestión universitaria, nunca se separó de sus actividades docentes, colocando especial énfasis en la puntualidad, la cobertura total de objetivos y la atención personalizada y de calidad a sus alumnos.

La Honestidad es un valor que se practica día a día, pero definitivamente nadie sabe cuán honesto es hasta que tiene por delante las tentaciones del dinero, del placer o del poder mal habidos. El Prof. Juan León ocupó el cargo de Vicerrector Administrativo de la USB, gestionando los nada despreciables recursos que la Universidad manejaba en épocas de menores restricciones que las actuales, sin que se conozca la más mínima duda sobre la solvencia moral en su ejercicio durante el período de ocho años que va desde 1993 hasta 2001. Lo mismo se puede decir de su paso por el ejercicio de los cargos de jefe de Departamento, Coordinador, Directivo de la Caja de Ahorros del personal académico, entre muchos otros. Este valor o cualidad personal, que para ciudadanos de algunos países desarrollados es un valor innato y cotidiano que, por obvio, normalmente no se destaca como sobresaliente, en nuestro entorno nacional es una virtud que merece ser referida como ejemplo.

La aproximación del Profesor Juan León a algunas actividades de naturaleza gremial, como la representación profesoral ante los Consejos Académico y Directivo, la mencionada participación en la dirección de la Caja de Ahorros, en FONJUSIBO o en el Instituto de Previsión de los Profesores (IPP-USB), son reflejo documentable de su vocación solidaria, pero como la solidaridad en su versión más genuina y altruista normalmente no es fácilmente documentable, creo poder testimoniar, en nombre de mis colegas de Departamento y de muchas otras personas que lo conocen, que el interés del Prof. Juan León por el prójimo, por contribuir con las soluciones de sus problemas y sus dificultades, es sincero y sobradamente evidente en su accionar diario, y muchos lo agradecemos incluso en el plano personal.

Afirmación similar puede expresarse en el terreno del respeto, de la respetuosidad y de la respetabilidad, del respeto que se profesa a los demás y del que se recibe de los demás, como una condición imprescindible para el trato recíproco y productivo. Para manejar una idea intuitiva de la importancia que el respeto tiene para una persona, no basta solo con la percepción cotidiana, sino que uno de los mejores indicadores es el trato personal de sus hijos hacia los demás. Habiendo conocido como alumno al hoy Ing. Juan León Jiménez, aquí presente, hace ya ocho años,  no me cabe la menor duda de que el respeto es un valor muy bien sembrado en el corazón del Prof. Juan León.

Habiendo referido esta sucinta relación de confluencia entre los valores de la Universidad y la contribución que a su siembra y desarrollo ha hecho en su accionar diario y sostenido el Profesor Juan León, más allá de sus méritos evidentes en docencia e investigación, nos acercamos más a una visión completa de lo que debe ser un “profesor emérito” de la Universidad Simón Bolívar.

Sin embargo, los profesores del Departamento de Mecánica que tomamos la iniciativa de reconocer de esta forma los méritos del Profesor Juan León, y todos aquellos que nos respaldaron, encontramos elementos motivadores adicionales a la extensa lista que antecede estas líneas. Estoy seguro que todos coincidimos en que, además de estas cualidades y méritos, valoramos en el día a día mucho más el trato afable, amable, amistoso y chispeante del Prof. Juan León, siempre asertivo y con el sentido del humor por delante. No es trivial afirmar que eso marca un estilo, una actitud, una forma de ser y de pensar, de abordar los problemas y tratar a los demás en un medio que, como el universitario, por su naturaleza muy competitiva, puede ser hostil y árido en el trato humano. Esta es, para nosotros, la “guinda de la torta” que nos permite sentirnos más que satisfechos con el conferimiento de este merecido honor a nuestro querido Profesor Juan León.

No quiero cerrar estas palabras sin hacer un llamado a la reflexión sobre la necesidad de reconocer a tiempo a nuestro personal meritorio. El Prof. Juan León es tan solo el profesor jubilado número 13 de la USB que recibe este reconocimiento. Pero resulta que la USB ha conferido 30 “Doctorados Honoris Causa” y 25 Distinciones de “Profesor Honorario”, casi todas ellas a muy meritorios personajes externos a la USB. Desde esta perspectiva, pareciera más difícil ser reconocido como “Profesor Emérito” que como “Doctor Honoris Causa” o como “Profesor Honorario” por la USB. Quizás no hemos sido mezquinos con nosotros mismos de forma intencional o consciente, pero creo que hemos sido descuidados en este aspecto. Hace unos pocos meses estábamos confiriendo este reconocimiento, en su edición N° 12, a la prematuramente fallecida Profesora Luisa Angélica Delgado. Quienes propulsamos la iniciativa para reconocer los méritos del Prof. Juan León, aceleramos la marcha después de que sufrió un aparatoso y grave accidente doméstico que pudo haberle costado la vida, pero también después del fallecimiento de los Profesores Luis Bruzual y Hernán Díaz.

El tiempo transcurre inexorablemente, y no queremos que empiece a estudiar la compleja mecánica celestial sin haberle reconocido suficientemente sus aportes en la mecánica racional y en la mecánica de las relaciones humanas
Estimado Juan, la naturaleza compensó una estatura física por debajo del promedio, con una estatura moral, intelectual, personal y académica muy por encima del promedio. Estamos convencidos de que puedes empinarte desde esa altura moral y revisar en perspectiva una gran labor cumplida y una satisfacción enorme de quienes te apreciamos y te acompañamos en este tránsito vital que seguramente se extenderá por muchos años más.

En nombre de todos los que te apreciamos, pero muy particularmente de tus compañeros y discípulos del Departamento de Mecánica,  vayan hacia ti el agradecimiento más sincero y las más expresivas felicitaciones

Muchas gracias…

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