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Ventilación adecuada para evitar el síndrome del edificio enfermo

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Xavier Guardino Solà, director del departamento de Información y Documentación del Centro Nacional de Condiciones de Trabajo del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.

Soraya Villarreal / Departamento de Información y Medios USB.-

Mejorar la ventilación de las viviendas y sitios de trabajo, así como de cines, teatros y salas de reuniones, es la recomendación principal para evitar el Síndrome del Edificio Enfermo –SEE-, el cual desencadena cuadros alérgicos y malestar general, especialmente en las oficinas.

Así lo explicó Xavier Guardino Solà, director del departamento de Información y Documentación del Centro Nacional de Condiciones de Trabajo del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, España, quien ofreció el taller Calidad del Aire Interior, en el marco de la Semana del Aire, donde se revisaron otros síndromes aparecidos recientemente, como la hipertrofia semicircular y el síndrome radioeléctrico, y se revisaron casos reales estudiados.

Guardino Solà relató que el SEE empezó con la crisis del petróleo de los años 70, cuando las empresas tomaron algunas medidas para disminuir el consumo de energía, entre las que estaban eliminar la ventilación natural de los edificios y centralizar el aire acondicionado. La aparición de este síndrome requirió la investigación exhaustiva  debido a que los trabajadores presentaban cuadros alérgicos y malestar general en los sitios de trabajo, síntomas que desaparecían una vez abandonaban el lugar laboral.

Para el especialista el SEE está relacionado con una serie de quejas inespecíficas, que en muchos casos tienen que ver con la calidad del aire, se presentan con frecuencia entre los ocupantes de ciertos edificios pero que no pueden asociarse con un agente o agentes concretos presentes en los mismos; “en muchos casos el problema tiene un origen multifactorial que dificulta su identificación, y en el que pueden intervenir, además de contaminantes ambientales, factores físicos, problemas en el sistema de ventilación o factores ergonómicos y psicosociales, estando los síntomas típicos asociados estrictamente con el hecho de estar en un determinado ambiente”.

Guardino, quien es ingeniero químico especialista en temas de contaminantes químicos y biológicos y de seguridad en los laboratorios, trabaja en identificación de riesgos químicos y en todo lo que en materia de trabajo afecta a la salud, y explica que en la actualidad han aumentado los riesgos asociados al SEE, sobre todo en Europa, donde hace 4 ó 5 años apareció, además, el síndrome de lipoatrofia semicircular o hipertrofia semicircular.

Esta enfermedad se caracteriza por una depresión semicircular a modo de banda que atrofia el tejido fino graso subcutáneo de los muslos, zona que con frecuencia roza con los bordes de los escritorios, los cuales acumulan carga magnética que afecta los miembros inferiores de los trabajadores; el estudio de los casos requirió la limpieza de los sistemas eléctricos de los edificios.

Con respecto a los agentes biológicos que contaminan el aire acondicionado, éstos pueden generar alergias y hasta la enfermedad de legionario, un tipo de neumonía causada por la bacteria Legionella, que se aloja en los ductos del sistema.

Guardino mencionó además los riesgos que suponen el almacenamiento de productos de limpieza en hogares y oficinas, cuyos contenidos químicos acumulados en espacios pequeños pueden perjudicar el sistema respiratorio, así como los aromatizantes que se usan para eliminar olores del ambiente, cuyo componente principal, el limoneno, es  usado como disolvente industrial.

20140609_093920 [800x600]En la actualidad, los habitantes de las ciudades pasan entre 60% y 80% de su tiempo en espacios cerrados, por ello, es frecuente la asociación de la ocupación de un edificio, ya sea como lugar de trabajo o como vivienda, con la aparición de molestias que pueden llegar a definir un problema ambiental. “Asimismo, la sociedad moderna respira muchos productos químicos, lo que aumenta los cuadros alérgicos y se genera mayor consumo de antihistamínicos, otros químicos fármacos que reducen los efectos de las alergias, explicó Guardino.

En cuanto a los edificios donde funcionan laboratorios químicos, el experto ofreció varias recomendaciones: etiquetado adecuado de los recipientes que contienen sustancias químicas, con datos como clase, fecha de expiración, persona responsable de su uso, etc., limitar el uso de productos aromatizantes y ventilar de manera natural o mecánica todas las áreas internas de estos edificios.

Para el experto, todos los ambientes deben vigilarse y aplicar tratamientos frecuentes en lugares como bibliotecas (ventilación y desinfección de libros) que por la presencia de ácaros que viven del polvo son susceptibles a generar alergias.

Fotos: Javier Zamora

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