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“La transición a la democracia debe estar guiada por la reconciliación y la justicia”

vzla-320x200Elsa Pilato / Departamento de Información y Medios USB.-

El proceso de transición a la democracia debe estar guiado por el esfuerzo de los venezolanos por reconciliarse y por la justicia, dijo Werner Corrales, coordinador de la alianza de organizaciones de la sociedad civil La Venezuela Que Queremos Todos, durante el simposio “Paz y futuro a través de la reconciliación y la justicia”.

En opinión de Corrales, “sin estas dos grandes luces, la reconciliación y la justicia, la transición puede revertirse en cualquier momento”. “Reconciliarnos es importante porque si queremos retomar la senda del desarrollo y de progreso que extraviamos hace cuarenta años, porque la crisis venezolana no tiene 18 años, tenemos que volver a conversar y cooperar para construir un futuro común, y para eso necesitamos trabajar todos en la misma dirección. El premio inmediato de la reconciliación es la paz, pero el premio a más largo plazo es el progreso en paz; esta debería ser una tarea inmediata en la transición a la democracia que está a punto de iniciar. La otra base es la justicia, porque no se pueden dejar impunes los crímenes que han sucedido en los últimos años”.

En el simposio que se realizó en la USB el 20 y 21 de octubre y que contó con la presencia de Melanie Santizo, representante de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para Derechos Humanos, Raúl Herrera, director Centro para la Paz y los Derechos Humanos “Padre Luis María Olaso” (UCV), expresó que “los venezolanos necesitamos reconocernos, hace largo rato extraviamos el camino del entendimiento, convivencia y búsqueda de soluciones consensuadas a los conflictos graves que estamos viviendo”.

Indicó que “la paz tiene necesariamente que incluir la justicia”. “Lamentablemente, ha ocurrido una pérdida significativa de la institucionalidad democrática en el país, están sucediendo cosas muy graves y nos estamos esforzando por buscar soluciones que eviten que nos vayamos por un barranco sin retorno. Los ojos del mundo siguen de cerca lo que está pasando en Venezuela. La diplomacia vaticana ha estado hablando muy claro al país, las recientes decisiones para Venezuela han sido sumamente importantes, una suerte de espaldarazo a lo que estamos haciendo”.

El simposio contó con la participación de ponentes de la Universidad Simón Bolívar, Civilis Derechos Humanos, Cofavic, Foro Penal Venezolano, Observatorio Hannah Arendt, Paz Activa Asociación Civil, y Provea, y se basó en el primero de siete consensos (paz, reconciliación, no violencia y acceso a la justicia) para construir “La Venezuela que queremos todos”.

En la elaboración de los consensos, promovida por organizaciones de la sociedad civil, participaron 66 mil venezolanos de todo el país. “Concluimos que formular una visión compartida de país que llenase el vacío que había quedado en los años 80-90 cuando el proyecto de país de la democracia prácticamente se había agotado o había perdido la confianza de la sociedad, tenía que ser un proceso de las bases hacia las élites y luego que retornara desde las élites hacia las bases. A partir de este simposio se iniciará una serie de foros con distintos grupos de interés de todo el país”, señaló Corrales.

Conflictividad es inevitable, convivencia es imprescindible

En la sesión dedicada al tema “La dimensión sociopolítica de la reconciliación”, el profesor uesebista Herbert Koeneke hizo un repaso histórico de los conflictos sociales, polarización y reconciliación en la Venezuela de los siglos XX y XXI.

Como conclusión, Koeneke señaló que la conflictividad social es inevitable, pero la convivencia es imprescindible. “Por eso el funcionamiento de la democracia tiene su basamento en los contratos sociales. Estos acuerdos más allá del ordenamiento jurídico deben incluir dosis de confianza interpersonal y de reciprocidad, lo que se conoce como capital social. En el ámbito discursivo, la retórica divisionista, vengativa, grupocéntrica, debe ser rechazada por quienes ejercen funciones de liderazgo para evitar de esa forma la activación de prejuicios y resentimientos. También deben evitar los discursos demagógicos, populistas, que promuevan aspiraciones y expectativas que sean incumplibles. La cultura política rentista, con la gente proclive a la dádiva, para lograr la superación y el progreso debe ser cambiada progresivamente, a través de agentes socializadores, por una que enaltezca la educación y la dedicación al trabajo”.

El también profesor de la USB, Erik Del Búfalo, fungió como comentarista de la ponencia de su colega y dejó varias interrogantes para la discusión de los participantes. “Durante la historia del siglo XX llama la atención que en todos los procesos de reconciliación el Estado trataba con algún grupo de personas, la reconciliación era del país con algún grupo partisano. La diferencia esencial con el chavismo es que por primera vez en el último siglo se presenta un país dividido y destrozado por esa especie de guerra civil fría que fue la polarización, jugando a la destrucción y aniquilamiento del otro. Se trata de dos tipos diferentes de reconciliación, y en una situación así no hay negociación, porque no hay grupo específico para negociar”.

Dejó para el debate si la polarización “es real y claramente un problema cultural, sociológico, histórico, o fue un dispositivo artificial de Gobierno. Esta pregunta es clave, ¿nuestra sociedad tiene una base polarizada, o fue más bien un instrumento inoculado para producir cierto tipo de conformación de poderes?”

Del Búfalo indicó que le inquieta “el fetichismo constitucional tan anclado en nosotros”, y que lleva a controversias sobre cuáles son las salidas legítimas, o si se está frente a una dictadura. “Más allá de las constituciones hay derechos inalienables del ser humano, universalmente reconocidos. La democracia no es producto de la constitución, al contrario, la constitución es el producto de la búsqueda de la libertad y de la democracia”.

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