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“Espero que mis obras se mantengan en el tiempo”

Carlos Cruz-Diez durante el Doctorado Honoris Causa que le otorgó la USB
Soraya Villarreal
Departamento de Información y Medios USB

 El artista del color, como se conoce a Carlos Cruz-Diez, fue distinguido recientemente con el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Simón Bolívar.

En un acto que agrupó a familiares y amigos del artista, así como a académicos, investigadores y público en general, Cruz-Diez agradeció el reconocimiento y definió su profesión como un mecanismo para comunicarse con la gente, y el homenaje, dijo, “es para el arte y para la familia que me han ayudado a cumplir con esta orden que me ha dado gran satisfacción”. El artista también comparó su profesión con la del científico, hombre que se pasa la vida “sin esperanza”… “he dejado obras que van a permanecer en el tiempo, eso espero, que se mantengan en el tiempo como memoria del país”.

En el acto se proyectó un video grabado en la USB en 1995, cuando se concretó la creación del Laberinto Cromovegetal, figura emblemática de esta casa de estudios, diseñada por Carlos Cruz-Diez en 1992 y que está compuesta por 53 mil plantas colocadas en formas circulares. “Se diferencia conceptualmente del jardín tradicional en que las plantas y las flores no se han desarrollado en su volumetría natural y espontánea, sino que están conducidas y plantadas para que obedezcan a una estructura geométrica preestablecida, destinada a poner en evidencia los climas cromáticos deseados”, escribió el autor cuando diseñó la obra.

Este Laberinto es único en el país y similar a otras dos obras del maestro Cruz-Diez que se encuentran en Marsella y Medellín. Aunque el artista lo creó en 1992 fue en 1995 cuando se inauguró gracias a los esfuerzos de la USB y de la Asociación de Amigos, organismo que desde ese momento se ha encargado de cubrir los costos de mantenimiento de la obra.

Después de leída la resolución del Consejo Directivo mediante la cual se otorga la distinción a Carlos Cruz-Diez, el rector Benjamín Scharifker exaltó la obra del artista destacando que “el maestro ha dedicado su vida a la investigación del color, a lo largo de su carrera ha buscado transmitir el fruto de sus investigaciones; de allí que se haya planteado crear obras que cumplan una clara función didáctica, buscando –según sus propias palabras- revelar situaciones no contempladas como posibles”.

El espíritu de sus investigaciones, dijo Scharifker, “su búsqueda constante y su trabajo continuo, el empeño en comunicar el resultado de sus desarrollos a la sociedad en forma magistral a través de sus obras; todos son valores muy propios del quehacer universitario que sentimos la necesidad de proclamar y agradecer”.

Color, luz y movimiento
Gioia Kinzbruner, jefe de la sección de Artes Plásticas del Departamento de Diseño, Arquitectura y Artes Plásticas, tuvo a su cargo el discurso de orden, en el que resaltó, entre otros aspectos, la “experiencia visual renovada” como parte de las características de la obra de Cruz-Diez. “Ver ya no es simplemente identificar figuras y códigos, sino alcanzar una sumatoria de imágenes que son producto del recorrido propuesto por la obra”.

“Los colores de Cruz-Diez demandan especial atención al proponer nuevas mezclas con el transcurrir de nuestros ojos por la obra. Con ello se plantea un reto visual particular, pues cada obra requiere de una distancia precisa para iniciar el juego cromático sugerido. Lo insólito de este planteamiento es la sorpresa constante que nos acompaña a todo lo largo, así como si nos fuera arrebatada la posibilidad de asumir una visión completa y absoluta de antemano”.

Parte de la descripción realizada por Kinzbruner de la obra de Cruz-Diez, quedó resumida cuando explicó que “la presencia del color es la interacción con el espectador, el color no es una experiencia pasiva, sino la participación activa del observador… En este sentido el color no es solamente el pigmento de origen físico químico sino la cualidad que aparece en laexperiencia sensible, en primer lugar por el contraste, luego por el movimiento y después, por el contacto con la luz. Estas tres instancias determinan para Cruz-Diez la presencia del color y guían cada uno de sus experimentos”.

El acto protocolar finalizó con la intervención del Orfeón Universitario Simón Bolívar y la Orquesta de Cámara de la USB, dirigido pro los profesores Pedro Silva y Germán Marcano.

Posteriormente, los asistentes visitaron el atrio de la Biblioteca Central, frente al cual se encuentra el Laberinto Cromovegetal, el cual fue iluminado en honor a su creador Carlos Cruz-Diez, a través de un juego de luces que recreó los colores de esta obra de arte. Toda la policromía se hizo posible gracias al aporte de la Asociación de Amigos.

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