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“La solución no es cambiar la Constitución, sino la política y los políticos”

Lisbeth Bernal
Departamento de Información y Medios USB

 Para solventar la crisis que atraviesa Venezuela, la solución no está en la Constitución y sus modificaciones, sino en un cambio en la política y en los políticos, aseguró el profesor del Instituto Kellogg de la Universidad de Notre Dame, Michael Coppedge, durante una conferencia realizada en la USB, bajo la organización del Departamento de Ciencias Económicas y Administrativas.

El invitado presente en el país, gracias a la Embajada de Estados Unidos, habló sobre la situación política venezolana, las ventajas que ofrece el sistema parlamentario por encima del sistema presidencialista y los indicadores que ha desarrollado para medir varios aspectos de los sistemas políticos.Sobre el caso Venezuela, indicó que la mayoría de los sistemas presidenciales no poseen las características que presenta nuestro país, lo que ha permitido una transformación del sistema hacia algo que no es democracia liberal.

“A mi manera de ver, la democracia liberal es esencial porque no permite la tiranía de la mayoría y sólo impone ciertas restricciones para garantizar los derechos de la minorías”. A este modelo, agregó, se le puede añadir la propuesta de democracia social, pero no creo que el modelo social deba descartar la democracia liberal, tal como pareciera que se enrumba Venezuela.

“Aquí ustedes son los expertos, pero me atrevo a decir que ya no es liberal, porque no existen contrapesos contra el Ejecutivo Nacional y no por razones constitucionales, sino por sus prácticas”.

Entre los elementos que influyeron en la llegada al poder del presidente actual del país, Hugo Chávez, citó el estancamiento de la economía después de1978, la corrupción y la partidocracia.

Hugo Chávez, comentó, surgió como un héroe al tratar de poner fin a estos elementos con el golpe de Estado que lideró durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez, aunque fue en 1999 cuando construyó lo que denomina el especialista “una mayoría confiable” al abolir el Congreso y reemplazarlo con la Asamblea Nacional.

De acuerdo a los indicadores creados por Coppedge, los cuales combinan el tamaño de la mayoría que respalda al presidente, el nivel de polarización de las ideologías y la cooperación entre el presidente y el partido, entre otros aspectos, Hugo Chávez (después de la nueva Constitución), junto con Rómulo Betancourt y Jaime Lusinchi, contaron con un alto índice de mayoría confiable, que les habría permitido aprobar todas sus políticas sin mayores obstáculos. Y en América Latina, encontró con los mayores índices a Hugo Chávez (Venezuela 2005) con 0.90, Alberto Fujimori (Perú 2005) con 0.97 y Miguel De la Madrid (México 10985), con 1.00.

Algunos índices de mayoría confiable


Chile                1973          Allende                        0.14


Bolivia              2002          Sánchez de Losada      0.19


Venezuela         1998          Chávez                        0.19


Venezuela          1993         Caldera                       0.42


Argentina           2001         De la Rúa                    0.43


Chile                 2005          Bachelet                      0.83


Venezuela          2005         Chávez                        0.90


Perú                  1995          Fujimori                      0.97


México              1985          De la Madrid               1.00


Relación condicional
Ante las propuestas amantes y detractoras del sistema presidencialista, Coppedge afirma que hay una relación condicional que permite que ciertas condiciones puedan neutralizar lo peor de este modelo o al contrario, puedan empeorar el sistema como la polarización ideológica y la falta de un poder mediador imparcial.

Las evidencias a favor del presidencialismo las sintetizó en los planteamientos de José Antonio Cheibub, mientras que los puntos en contra, en las propuestas de Juan Linz.

Cheibub evidenció estadísticamente que los regímenes presidenciales tienden a sobrevivir más tiempo que los parlamentarios o mixtos, no obstante, apuntó que existe una gran dificultad en mantener la estabilidad en numerosos países de América Latina por su herencia y cultura militar, y sus diferencias en el desarrollo económico. Sin embargo, explicó Coppedge, que así como este autor encuentra datos que argumentan tal tesis, Linz también basa sus propuestas en estadísticas que indican una evidente superioridad del sistema parlamentario por encima de los presidenciales.

El sistema presidencialista, señaló el especialista norteamericano, se caracteriza por cuatro elementos: “hay una elección directa del Ejecutivo, el Presidente tiene un mandato fijo, existe una separación de poderes y una concentración de poder en el Ejecutivo”.

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