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El Helicoide es una ruina viviente de la modernidad

Foto: Proyecto Helicoide, https://proyectohelicoide.wordpress.com/
Foto: Proyecto Helicoide

La investigadora Celeste Olalquiaga presentó Proyecto Helicoide en la USB

Elsa Pilato / Departamento de Información y Medios USB.-

El Helicoide de la Roca Tarpeya en Caracas es un proyecto icónico de la modernidad, que alcanzó fama mundial, aunque nunca se llegó a concluir, y hoy se erige en medio de los barrios que lo circundan como una ruina viviente en la que dos mil personas llevan a cabo actividades cotidianamente, de acuerdo con la exposición de la investigadora Celeste Olalquiaga, responsable de Proyecto Helicoide.

Olalquiaga, doctora en estudios culturales, venezolana, residenciada en Estados Unidos, que desarrolla su trabajo de forma independiente, no asociada a ningún centro ni universidad, explicó que fundó Proyecto Helicoide en 2013, cuando reunió a un equipo multidisciplinario para recopilar información sobre la edificación, estudiarla desde el punto de vista cultural, entender y divulgar los detalles de la estructura y su historia, mediante exposiciones, publicaciones y actividades pedagógicas.

El interés de la investigadora por El Helicoide se remonta a 1982, cuando comenzó sus indagaciones acerca de las ruinas de la modernidad. “Es una ruina moderna y patrimonio arquitectónico muy particular, es una de las pocas edificaciones en espiral en el mundo, junto con la Torre de Pisa y el Museo Guggenheim de Nueva York”, señaló Olalquiaga, invitada a la USB por el Centro de Investigaciones Críticas y Socioculturales, adscrito al Instituto de Altos Estudios de América Latina USB, y el Departamento de Diseño, Arquitectura y Artes Plásticas.

El Helicoide fue proyectado en 1955 para ser un centro comercial -con una carretera ascendente y otra descendente-, por los arquitectos Jorge Romero Gutiérrez, Pedro Neuberger y Dirk Bornhorst. “Sería un centro comercial de punta en América Latina, incluso para Estados Unidos, no existía nada similar”.

Explicó Olalquiaga que aunque no fue un proyecto del dictador Marcos Pérez Jiménez, sino de un consorcio privado, al contar con el aval del régimen, la llegada de la era democrática en 1958 fue una de las principales causas que provocaron que no se terminara la construcción. Casualmente, El Helicoide quedó truncado al mismo tiempo que adquirió fama mundial al ser la figura central de la exposición Roads realizada en 1961 en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

La obra estuvo en litigio durante quince años hasta que pasó a manos del Estado venezolano. Se sucedieron años de abandono y proyectos fallidos hasta que en 1979 El Helicoide fue ocupado por 500 familias damnificadas que habitaron en contenedores dispuestos en la edificación. “En poco meses las familias pasaron de 500 a 2.000. Eran 10 mil personas, entre ellas más de 2 mil niños. Es cuando El Helicoide se cataloga como zona roja y se convierte en un problema para Caracas”.

Celeste Olalquiaga, doctora en estudios culturales, dirige el Proyecto Helicoide.
Celeste Olalquiaga, doctora en estudios culturales, dirige el Proyecto Helicoide.

En 1982, la entonces Gobernación de Caracas llevó a cabo el desalojo de la edificación para dar lugar al proyecto Museo Nacional de Historia y Antropología. “Fue un desalojo ejemplar, no violento, con atención y servicios para las familias. En ese año se recuperó y se instaló el domo geodésico (que corona la estructura), pero no se hizo nada más”.

En 1985, el Gobierno de Jaime Lusinchi entregó los dos niveles inferiores de El Helicoide a la policía de inteligencia Disip en un comodato de quince años. “Uno de los últimos proyectos fue el del Museo de Recursos Naturales Renovables en 1992. Se construyó un centro ambiental debajo del domo con diseño de los arquitectos Jorge Castillo y Julio Coll. No se llegó a inaugurar”. Luego, en 2003, el Gobierno proyectó un refugio para “niños de la patria”, que tampoco se concretó.

La Disip pasó a ser el Sebin y continúo ocupando los dos niveles inferiores de El Helicoide; en 2007 la Unes, la Unefa y la PNB funcionaron en la estructura. “La Unes ya se mudó. Hoy en día se registra la actividad de 2 mil personas en El Helicoide, el Instituto de Patrimonio Cultural de Venezuela lo cataloga como ‘ruina viviente’. Las instituciones han construido sus oficinas y espacios, pero hay una gran parte del edificio en abandono, según pudimos constatar en un recorrido por los niveles superiores. Son 100 mil metros cuadrados de concreto armado y gran parte de ese espacio está vacío, en obra gruesa”.

Emblema de la modernidad

El Helicoide fue construido durante el boom de la modernidad de los años cincuenta del siglo XX, caracterizado por concebir una arquitectura futurista, imaginativa, que rompía con los modelos anteriores, pero que cayó en desuso muy rápidamente, explicó Olalquiaga. “Es un emblema de la modernidad, irregular y contradictoria, donde surgen conceptos nuevos de futuro y progreso, se quiere dejar el pasado atrás, y ese fue el gran error: acabar con las tradiciones, hacer tabula rasa”.

Para Olalquiaga, El Helicoide como fenómeno cultural es una historia de fracasos y ocupaciones, un proyecto moderno truncado. “Fue muy ambicioso, quizás, no fue bien pensado. Sus creadores ignoraron que el desarrollo comercial de la ciudad apuntaba hacia el este; querían desarrollar un paseo peatonal por San Agustín, conectando con el Jardín Botánico y la UCV, pero se estrellaron con la realidad política y urbana”.

Sobre la interacción de El Helicoide con los barrios que lo circundan, la investigadora refirió que para los vecinos, según conversaciones con algunos de ellos, la edificación es como si no existiera. “Aunque están pegados a ella, no tienen ninguna relación”.

Hechos curiosos

El Helicoide está construido sobre una roca, la Roca Tarpeya de Caracas, cuyo nombre proviene de la colina de la antigua Roma donde, según la leyenda, ocurrió una traición contra los romanos. “Es decir, que El Helicoide está construido sobre el nombre de una traición”.

También se dice que al arquitecto Jorge Romero Gutiérrez se le ocurrió la idea de El Helicoide cuando pasaba por la Roca Tarpeya caraqueña, e hizo el primer boceto en una servilleta.

Los arquitectos Jorge Castillo y Julio Coll, constructores del centro ambiental en 1992, quisieron librar a El Helicoide de un nuevo fracaso realizando una alineación energética a través de una meditación en el lugar, contó Olalquiaga.

Otro de los comentarios sobre la construcción de El Helicoide, refirió Olalquiaga, es que el espiral del edificio gira hacia la izquierda, lo que algunos catalogan como símbolo de destrucción.

Más información sobre el Proyecto Helicoide en https://proyectohelicoide.wordpress.com/.

Fotos: Javier Zamora

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