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La USB en busca de un antídoto para la violencia

La profesora María Teresa Urreiztieta, de la cátedra de Análisis del Comportamiento Violento de la Universidad Simón Bolívar, impulsó un acto por la paz, la convivencia y la tolerancia durante la tarde de ayer en el anfiteatro

Gerardo Guarache Ocque
Departamento de Información y Medios USB

“¿Qué es un antídoto? En este caso, son las acciones y pensamientos, ideales y luchas que uno emprende para combatir un veneno social. ¿De cuál veneno estamos hablando? En el caso de los actuales escenarios venezolanos, tenemos que hablar a viva voz, una y mil veces, del veneno de la violencia y el odio”. Éstas fueron las palabras iniciales de María Teresa Urreiztieta, docente del área de Psicología Social del Departamento de Ciencia y Tecnología del Comportamiento de la USB, quien expresó su preocupación por lo que cataloga como “una espiral de violencia” que invade las universidades venezolanas.

La profesora Urreiztieta expresó que el objetivo del acto, que contó con la colaboración del Centro de Estudiantes (CEUSB) y los alumnos de la cátedra de Análisis del Comportamiento Violento, era alertar a la comunidad acerca de las amenazas del ambiente violento al cual se está sometiendo la sociedad venezolana. “En particular, vemos con suma preocupación cómo las universidades y sus espacios de actuación se están concibiendo y construyendo como campos de batalla y confrontación de los conflictos actuales. No lo podemos permitir. Es el anzuelo más terrible que podemos morder”.“Tiene que ser una oportunidad para el ejercicio de la paz crítica y luchadora por una democracia plena, en la que reconozcamos que todos, sin excepción, somos parte y arte de la Venezuela de hoy”, prosiguió la organizadora de la actividad, que se perfiló como un espacio dirigido a reconocer los conflictos entre los venezolanos y a buscar alternativas para dirimirlos.

Roberto Álvarez, presidente adjunto del Centro de Estudiantes (CEUSB), hizo énfasis en ese punto y expreso que añora la Venezuela que sabía resolver sus diferencias a través de vías pacíficas y racionales. “Este acto es una muestra de que lo que buscamos es la reconciliación nacional. Queremos que en este país se puede volver a conversar o discutir en una mesa sobre política, religión, béisbol o fútbol, como seguidores de Caracas y Magallanes, en un clima de paz, sin confrontaciones ni enfrentamientos”.

La profesora Alicia Villamizar, directora del Instituto de Recursos Naturales de la USB, mencionó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Carta Interamericana y la Constitución Nacional como los textos que la comunidad debe esforzarse por llevar a la práctica y presentó una interesante visión panorámica de la noción de los Derechos Humanos y de la inmensa labor educativa que debe llevarse adelante para imprimirlos en la sociedad, en especial en los niños.

“Paren la violencia”

La profesora Urreiztieta ya había realizado esta clase de actos anteriormente, con diferencias sutiles en la motivación, pero siempre para levantar la voz contra la violencia. Pero esta vez hubo mayor concurrencia: Más de 80 personas decidieron invertir espontáneamente un poco más de una hora de su tarde para participar o simplemente dar apoyo a la iniciativa.

La ceremonia consistió en que cada quien, que quisiera, redactara en media página tamaño carta los aspectos que rechaza y condena de la Venezuela actual y los que quisiera para el futuro. Luego podía acercarse al frente y leerlo. Esto lo hicieron principalmente sus alumnos de la cátedra de Análisis del Comportamiento Violento. Sin embargo, hubo otros que simplemente improvisaron el discurso de sus reflexiones.

La única condición que existía, que recibió buena acogida de los voluntarios, era que no estaba permitido tocar temas polarizados, partidizados, o a favor de una ideología en específico, ni acusar a nadie. “Estamos aquí para construir muros de resistencia, de contención, muros de paz (…) La idea de este encuentro no es propiciar desencuentros, es convocar, sumar y no restar”.

Durante el inicio del acto se cumplió un minuto de silencio en nombre de la estudiante muerta de LUZ, Flavia Araujo, y de todos aquellos estudiantes que resultaron heridos o detenidos. Al final del acto los presentes imprimieron sus huellas en una tela azul previamente empapadas de pintura blanca.

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