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Banco de Proyectos expuso iniciativas de atención infantil a consejos comunales de Baruta y El Hatillo

Lisbeth Bernal
Departamento de Información y Medios USB

Cuatro trabajos del Banco de Proyectos fueron expuestos el pasado martes en las Mesas de Negociación instaladas en la USB por el Decanato de Extensión, con el objetivo de crear un espacio de interacción entre las empresas, las comunidades y la universidad. Para esta primera convocatoria los proyectos seleccionados trataron sobre el área de atención infantil y los invitados fueron los 51 consejos comunales que existen en los municipios de Baruta y El Hatillo, la Fundación Mercantil, el Rotary Club de Alto Prado, El Hatillo y La Lagunita, además de profesores.Los trabajos presentados consistieron en el desarrollo de técnicas asistidas para atender necesidades de personas discapacitadas, evaluaciones y asesoramientos en materia de nutrición, diseño de actividades lúdicas para reforzar el aprendizaje escolar y la ejecución de una serie de actividades canalizadas para fomentar una cultura por la vida, como talleres de convivencia con niños, de capacitación de líderes culturales y de elaboración de cuentos, entre otras.

La idea, según explicó Elinor Cones, jefe de la Unidad de Apoyo Técnico del Decanato, es negociar los proyectos con los consejos comunales y las empresas, “que vean lo que nosotros podemos desarrollar en beneficio de las comunidades”. En esta primera convocatoria se abordó únicamente el tema de atención infantil, pero a futuro, informó Cones, las negociaciones se extenderán a todas las áreas que abarca el Banco de Proyectos y aquellas que requieran las comunidades.

Minilíderes comunitarios
Krishka Suárez, estudiante de Ingeniería de Producción se encargó de exponer su proyecto de fomentar una cultura por la vida, cuyos planes comprenden desde la creación de una Casa Cultural en Sisipa, la planificación de la Semana de la Cultura, un Ciclo de Talleres y actividades lúdicas, el asesoramiento a grupo culturales de la comunidad, la formación y capacitación de líderes culturales hasta un programa de fortalecimiento de relaciones madre e hijos dirigido a desarrollar estilos de vinculación saludables.

En la primera fase del proyecto, contó la estudiante que se capacitaron a uesebistas voluntarios en programas recreativos y elaboración de cuentos infantiles con dibujos animados, se dictaron clases a escolares para la creación de sus propios cuentos, ilustraciones y títeres, se dictaron talleres de convivencia con niños y facilitadores sobre el tema de la familia, los valores, el deporte y otros. Durante la segunda fase, explicó, se realizó la presentación de los dibujos animados, talleres de convivencia familiar y reconocimientos a los niños que participaron en el programa.

Como resultado de ello, Suárez concluyó que 14 niños, ahora llamados “minilíderes comunitarios”, crearon sus propios cuentos, planteando soluciones a los problemas que posee su comunidad, y 35 estudiantes de la USB se sensibilizaron con la situación que vive dicha comunidad. Se promovió en la comunidad una actitud reflexiva sobre sus problemas, se impulsó la cultura y se estimuló a los jóvenes a basar sus metas en la superación, la esperanza y los valores, entre otros.

Carla Luque, también estudiante de Ingeniería de Producción dio su testimonio como voluntaria en este proyecto. “Desde hace seis meses comencé a enseñarles a los niños lo importante que son los valores, estudiar y hacer deporte. Yo aprendí muchísimo de ellos y quiero agradecerles por abrir nuestros corazones y dejarnos trabajar con ellos”.

También subieron a la tarima varios niños en representación del grupo que participó en el taller de creación de cuentos y se proyectaron dos dibujos animados que mostraban el deporte, la solidaridad y el trabajo como la salida al problema de las drogas y a la situación de quienes viven sin hogar.

Para los interesados en desarrollar una cultura por la vida, informaron que algunas de esas actividades sólo requieren de estudiantes universitarios voluntarios, otras necesitan de financiamiento. Por ejemplo, el proyecto de la Casa de la Cultura solicita un aporte de Bs. 60.000 para el terreno y 130.000 para la construcción.

Aprender jugando
En esta convocatoria también se ofertó el proyecto de las profesoras Carolina Codea, Nora Soto de Villoria y la representante del Consejo Comunal de Ojo de Agua, Solanda Bermello, el cual comenzó en noviembre del año 2007 con el propósito de reforzar el aprendizaje escolar en los niños de la comunidad de Ojo de Agua. El enfoque lúdico resumido en dos palabras “Aprendo jugando” fue el empleado en esta experiencia desarrollada en 20 sesiones de trabajo.

El diseño instruccional incluyó cuatro juegos: “Sigue trabajando”, un espacio para realizar las tareas escolares; “Buscar soluciones”, una dinámica para practicar los conocimientos adquiridos en el aula; “Visita otro país”, una creativa forma de enseñar el idioma inglés; y “Tecnología”, una invitación al mundo de las computadoras y el manejo de sus programa básicos, además las competencias de suma y resta, las sopas de letras, el bingo y otros. En ese sentido, las áreas a reforzar fueron lenguaje, matemáticas, inglés y computación, principalmente.

“El reto era sorprenderlos, elevar su autoestima y que el niño aprenda en un ambiente de juegos”, dijo Coddetta, sobre este esfuerzo, dirigido a evitar la deserción escolar.

En Ojo de Agua ante la falta de un salón adecuado, las profesoras y estudiantes voluntarios se dieron a la tarea de acondicionar un espacio y dotarlo. Sin embargo, entre los requisitos para repetir este proyecto en otra zona, se necesita un local adecuado, junto al apoyo y la colaboración de la comunidad, facilidades de transporte, material educativo, asesoramiento pedagógico, atención psicopedagógica personalizada y psicológica para casos puntuales.

Nutrición y ciencias aplicadas
Los otros dos proyectos en la jornada de la mañana de las mesas de negociación fueron el elaborado por la profesora Analy Pérez y la investigadora Rosa Hernández sobre evaluación nutricional y aspectos relacionados, y el referido al desarrollo de técnicas asistidas coordinado por el profesor Antonio Salazar del Departamento de Electrónica y Circuitos. Iniciativa que incluye varios subproyectos que son canalizados a través del Centro de Tecnologías Asistivas, Ceta-USB, creado en el 2003 para realizar tareas de investigación, desarrollo, educación y servicios orientados a incrementar el conocimiento, satisfacer necesidades y servir a personas con discapacidades.

Las labores ejecutadas hasta ahora tratan sobre el desarrollo de juguetes y dispositivos adaptados a personas con discapacidad, tableros o paneles de comunicación aumentativa, equipos de comunicación para sordos y un sistema de alerta para personas de la tercera edad que a futuro, se desarrollará bidireccional, además de dictar talleres de ciencias aplicadas.
Para ello, informó, cuentan con estudiantes y profesores de ambas sedes de las áreas de las tecnologías e ingenierías, Arquitectura y Urbanismo, más la colaboración de escuelas de Fisioterapia, Terapia Ocupacional, Terapia de Lenguaje, Medicina, Geriatría, entre otras instituciones.

De acuerdo a Salazar, en Venezuela no existe tecnología nacional pensada en este grupo de personas. “Generalmente la tecnología es enfocada en resolver el problema de una persona, lo que causa la ausencia de una producción masiva de las soluciones y esto a su vez, una baja disponibilidad en el mercado de equipos y dispositivos especiales, altos costos y una tendencia a la importación”.

Por su parte, Analy Pérez, encargada del Laboratorio Nutricional de la Unidad de Nutrición y Alimentación, habló sobre las líneas de investigación desarrolladas hasta el presente y los proyectos ejecutados. Las líneas las resumió en cuatro: Evaluación nutricional de grupos vulnerables, Seguridad alimentaria en el hogar, Evaluación del consumo de alimentos y Asesoramiento técnico en nutrición.

Con respecto a los trabajos realizados mencionó una propuesta para implementación de un programa de comedor escolar en la Escuela Abilio Reyes Ochoa de El Hatillo (beneficiados 470 escolares), Estado nutricional y seguridad alimentaria en comunidades suburbanas de Baruta y El Hatillo (beneficiados 11 comunidades, 5.132 individuos), Evaluación nutricional antropométrica de los niños de las comunidades semirurales aledañadas a la USB de Baruta y El Hatillo (beneficiados 493 niños), Evaluación nutricional antropométrica y de consumo de alimentos en preescolares y escuelas del área metropolitana (beneficiados 189 preescolares), Evaluación nutricional de 41 niños beneficiarios del comedor Proyecto Caina, entre otros.

Pérez explicó que no necesariamente se tienen que duplicar estas experiencias porque cada proyecto se diseña en base a las necesidades de cada comunidad. En ese sentido, se pueden realizar estos estudios, unos nuevos o realizar transferencia de conocimientos con actividades educativas acerca de la manipulación de alimentos, la alimentación, talleres para promotores de salud y otros.

No obstante, para esta primera mesa de negociación las propuestas de investigación consistieron en la Evaluación del crecimiento y desarrollo de un grupo de escolares, Diseño de un programa de un comedor escolar, Diagnóstico situacional de condiciones de vida y de seguridad alimentaria en la comunidad.

Actividad permanente
Las Mesas de Negociación se convocarán de manera permanente a fin de cumplir con sus tres objetivos: ofertar una serie de proyectos sociales donde interviene la comunidad universitaria en el desarrollo sociocultural del país; despertar el interés en la cartera de proyectos extensionistas en incorporar empresas, dando la oportunidad de cumplir con la Ley de Responsabilidad Social Empresarial, a través del financiamiento de proyectos de alto impacto e incidencia en las comunidades; y expandir el área de acción de la USB a otros sectores que lo requieran.

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