Calculan que alrededor de 800.000 venezolanos han emigrado

Lissette Cardona / El Nacional

El clip de 18 minutos “Caracas, Ciudad de Despedidas” avivó el debate sobre las razones para emigrar de Venezuela. El video muestra el desencanto de un grupo de jóvenes deseosos de irse del país porque no hallan oportunidades para superarse. Asoma una de las caras del asunto: la de quienes piensan irse, porque se sienten empujados por un entorno que consideran hostil.

El sociólogo Iván de la Vega es uno de los investigadores que se han ocupado del problema. Sus investigaciones indican que para el año 2010 residían en el exterior aproximadamente 800.000 venezolanos. El dato revela una tendencia que se manifestó en las últimas décadas, porque hace 20 años los venezolanos que habían abandonado el país no superaban los 50.000.

De la Vega, quien presentó los resultados de la investigación en el VIII Congreso Iberoamericano de Indicadores de Ciencia y Tecnología, recopiló información que demuestra que la emigración venezolana ha acarreado una “diáspora intelectual”, formada en buena parte por científicos, pues casi 12.000 están trabajando afuera.

Sin embargo, otra cara de la emigración está formada por quienes deciden irse por el temor a ser blanco de persecuciones por razones políticas, religiosas e incluso por orientación sexual. Estado Unidos, por ejemplo,
desde el inicio del gobierno de Hugo Chávez hasta el año pasado, ha recibido 8.159 peticiones de asilo de parte de venezolanos. Entre 2004 y 2006, las solicitudes superaron las 1.000 anuales. En total, 1.757 personas están en esa condición en ese país.

A. L., quien prefiere mantener su nombre en resguardo, es uno de esos casos. Hizo su vida estudiantil en Valencia, donde obtuvo la licenciatura en Administración en la Universidad de Carabobo. Era activista de bajo perfil del partido Acción Democrática. Pocas veces era el vocero de las protestas.

Prefería más bien organizar a la gente para que marchara o acudiera a votar.

Por eso asegura que no se imaginó que huiría del país por disentir de las ideas del Gobierno. “Empecé a recibir llamadas amenazantes. En 2003, al salir de mi oficina, me emboscaron y me llevaron hacia la vía de Tocuyito.

Allí me golpearon. Dijeron que me estaban vigilando. Empecé a tener más cuidado pero me siguieron llamando. Sabían mi historia. Decían que me iban a enjuiciar por traición. Cuando quise denunciar mi caso en la Disip, me dijeron que ellos me estaban investigando”, señala.

Luego de dos años de persecuciones viajó en 2005 con su esposa a Estados Unidos. Ese año fue uno de los 1.407 venezolanos que solicitó asilo. Sólo 153 fueron aceptados, pero entre ellos no se encontraba A. L., quien aún lucha por quedarse legalmente en esa nación.

Motivos políticos

Patricia Andrade, directora de Venezuela Awareness Foundation, ONG dedicada al apoyo de perseguidos y presos políticos venezolanos en Miami, indica que la mayoría de las peticiones de asilo que se recibieron en esos años en Estados Unidos fueron por motivos políticos, especialmente hechas por ex trabajadores de Pdvsa o por gente señalada en la lista Tascón.

Andrade aboga porque Estados Unidos reconsidere las solicitudes de sus compatriotas. Señala que con frecuencia los peticionarios son empleados públicos, a quienes han obligado a vestirse de un color o a actuar de determinada manera. La activista recuerda casos como el de un matrimonio de ex trabajadores petroleros que huyó luego de ser golpeados. No pudieron vender su casa, tampoco organizar la partida. En tres días emigraron del país.

“A ellos les negaron el asilo. Mientras apelaban, decidieron irse a la frontera con Canadá. En esa zona hace mucho frío, la temperatura es extrema. Aún así, la mujer, con cinco meses de embarazo, se arriesgó y saltó la pared divisoria para evitar ser deportada. Lloraba mientras explicaba su caso, hicieron muchos trámites hasta que obtuvieron la residencia”, indica.

Venezuela Awareness Foundation pidió formalmente a las autoridades de inmigración del estado de La Florida que den un trato especial a las solicitudes de venezolanos. Sientan como precedente el Programa de Revisión Nicaragüense que otorgó beneficios especiales (visas de trabajo y residencias) a las personas de ese país centroamericano durante el período sandinista.

“Ya el Departamento de Estado norteamericano reconoce que hay presos políticos, abogamos para que Inmigración reconozca que en Venezuela se violan los derechos humanos. Ellos no otorgan el asilo hasta que ven que hay un riesgo contra la integridad, pero tienen que entender que Venezuela ya no es democrática ni tiene las mismas condiciones que otros”, sostiene.

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