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El deterioro de las instituciones contribuye a incrementar la violencia

En un foro organizado por la Coordinación de Postgrados en Ciencia Política y el Instituto de Altos Estudios de América Latina, tres investigadores expusieron sobre la relación entre deterioro institucional y violencia, la experiencia de un pacto de convivencia en el barrio Catuche y los perfiles del delincuente

 Elsa Pilato

El crecimiento de la violencia en Venezuela ha estado acompañado del deterioro e inestabilidad de las instituciones, cuyas expresiones más patentes son la ineficacia y corrupción del sistema judicial, en especial de los órganos policiales, y la falta de políticas públicas efectivas para combatir el crimen y proveer seguridad a los ciudadanos.

Esta es una de las conclusiones que se desprenden de los estudios realizados por Rodolfo Magallanes, director encargado del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad Central de Venezuela, quien, durante el foro Violencia en Venezuela: ¿Percepción o realidad?, celebrado en la USB, mencionó la falta de una asociación significativa entre las condiciones sociales (pobreza, desigualdad) y la incidencia de muertes violentas. “¿Son los factores institucionales entonces los que están incidiendo en el incremento de la violencia e influyen para que se mantenga la situación de violencia?”, se preguntó Magallanes, quien afirmó que los análisis del problema se complican en el país por la dificultad para obtener las cifras oficiales asociadas a la violencia.

La falta de asociación significativa entre las condiciones sociales y la violencia evidenciada en el caso venezolano, indicó Magallanes, debe llevar a tomar en cuenta otros factores para explicarla, tales como la manera cómo se conforman y crecen las ciudades y la interacción con países vecinos que comparten problemas comunes como el narcotráfico y las mafias.

Verónica Zubillaga, profesora de la USB

Acuerdo de convivencia

Otra de las ponentes del foro, Verónica Zubillaga, profesora adscrita al Departamento de Ciencia y Tecnología del Comportamiento de la USB, comenzó su intervención apuntando que no hay cabida para la pregunta sobre si la violencia es percepción o realidad, puesto que las estadísticas y los relatos cotidianos de los venezolanos demuestran de forma tajante que es una realidad.

Zubillaga habló sobre la investigación que está llevando a cabo junto con profesores de las Universidades Católica Andrés Bello y Central de Venezuela en el barrio Catuche, donde las mujeres, las madres, han impulsado acuerdos comunitarios de convivencia para contener la violencia que puedan generar los varones jóvenes.

El pacto al que han llegado en Catuche, con la ayuda de la coordinadora comunitaria de Fe y Alegría y el sacerdote José Virtuoso, ha logrado que desde 2007 hayan cesado las muertes violentas y los enfrentamientos armados en el barrio.

Las reglas claras establecidas en el pacto, la intolerancia a las provocaciones, la actuación en bloque de las mujeres ante los varones, el uso de la palabra y la amenaza de denuncia (como último recurso) son factores que han sostenido el acuerdo, relató Zubillaga. “Sin embargo, el pacto es frágil, porque persisten las condiciones de exclusión de los jóvenes, la ausencia de espacios de inserción y las desventajas sociales, además es una responsabilidad que agrega un peso más a las mujeres del barrio”.

El ponente Alejandro Moreno habló sobre los perfiles del delincuente

Irrecuperables

El profesor Alejandro Moreno, director del Centro de Investigaciones Populares, participó también como ponente en la actividad relatando las conclusiones de la investigación que realizó el centro que dirige sobre el perfil del homicida en el país y que dio origen a la publicación “Y salimos a matar gente”. “Esta investigación se hizo a través de relatos de vida donde están contenidos los significados que dinamizan la vida del malandro”.

Según Moreno, existen dos tipos de delincuente: el estructural y el circunstancial. “El estructural se ha constituido como violento desde su nacimiento, en su forma de entender la vida, la familia y las relaciones está presente la violencia; el circunstancial, entra y sale de la forma de vida violenta, pero no pertenece a ella”.

El delincuente circunstancial tiene posibilidades de regenerarse, por ejemplo, reacciona cuando ingresa a la cárcel porque no quiere volver, o cuando se liga a una mujer y forma una familia; mientras que el delincuente estructural, según Moreno, está incapacitado para responder a cualquier acción que desde afuera se intente para recuperarlo. “Si entra a la cárcel, encuentra su mundo, la expresión más desinhibida de la violencia”.

Entre los factores que determinan la formación del delincuente estructural, Moreno mencionó el abandono por parte de la madre, figura más importante de la familia en los sectores populares venezolanos, expresado en “la violencia del abandono, más que la física o verbal, la desatención total, y la carencia de una relación afectiva madre-niño”.

El foro fue organizado por la Coordinación Docente de Postgrados en Ciencia Política y el Instituto de Altos Estudios de América Latina.

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