Proyecto uesebista busca certificar internacionalmente a la Escuela Abilio Reyes Ochoa como una Ecoescuela

Lisbeth Bernal / Departamento de Información y Medios

Más de cincuenta personas, entre niños, padres y profesores de la Escuela Abilio Reyes Ochoa, junto a representantes de organismos asesores, institutos educativos  y patrocinantes, como la Gobernación de Miranda, el Pnud y la USB, se comprometieron a liderar el proceso de implementación del Programa Ecoescuelas, una iniciativa desarrollada por el grupo de investigación Vida Urbana y Ambiente de la USB, bajo la coordinación general de la Corporación Parque Tecnológico Sartenejas (PTS), que consiste en promover cambios que minimicen los efectos negativos en el entorno ecológico y social del centro educativo frente al cambio climático, considerando el uso del agua y suelo con sentido responsable, ahorro de energía, manejo y disposición de los desechos y la prevención frente a los riesgos socio-naturales.

El grupo conformado como parte de este programa, bajo la denominación de Comité Ambiental, será un “espacio de participación donde los integrantes tienen la oportunidad de trabajar para mejorar la calidad ambiental de su escuela, bajo los principios de democracia, respeto, participación, pluralidad, equidad, responsabilidad y eficacia”.

El Comité Ambiental fue juramentado el 15 de abril en la Sala de Reuniones de la escuela, en un acto en donde los investigadores expusieron los resultados del diagnóstico que realizaron sobre la situación actual de las instalaciones escolares.

La presentación del programa la realizó la coordinadora encargada, la profesora Rosa María Chacón. “Podríamos llegar a ser una escuela certificada como Ecoescuela del mundo, pero eso depende de todos, de ustedes que son el futuro del país, de organismos e instituciones que nos apoyen con recursos y del grupo técnico, que somos nosotros buscando nuevas formas de educar”.

Con este programa, explicó, intentamos “encontrar un camino para ser mejores personas con el compromiso de entender que hay límites como consumir menor luz y otras acciones dirigidas a cuidar el planeta.”

Ecoescuelas  actualmente se ejecuta en dos escuelas piloto, en la Abilio Reyes Ochoa gracias al financiamiento del Programa Pequeñas Donaciones (PPD) creado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (Fmam) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), y en la Unidad Educativa USB con recursos de la Corporación Andina de Fomento (CAF).

Estado actual de la escuela

La Abilio Reyes Ochoa, ubicada en el sector La Mata, Gavilán del Municipio El Hatillo, fue fundada en 1958 por el Gobierno Nacional y es partir del 1990 cuando comienza a ser administrada por la Gobernación de Miranda. Actualmente, forma a 540 estudiantes, de los cuales 340 cursan educación primaria y 194 educación media y diversificada. La comunidad escolar, informaron los investigadores, la integran 272 familias, la mayoría (231) lideradas por mujeres.

Esta escuela, en la que trabajan 31 docentes, posee 13 aulas, 1 biblioteca, 5 baños, 1 sala de computación, 1 parque infantil, 1 cancha deportiva y 4 salas administrativas. De acuerdo al diagnóstico presenta un gran deterioro en su planta física, fallas en los servicios de energía eléctrica, agua y desechos sólidos, entre otras áreas analizadas.

La responsable por la Dirección del Planta Física de la USB fue la profesora Gianina Papadia, quien realizó un levantamiento de planos y fotografías de las instalaciones, material que fue entregado durante este acto, en formato CD,  al director de la escuela.

“Sólo las áreas de juego del preescolar y la cancha deportiva están en buen estado”, indicó el estudio de percepción sobre el estado de mantenimiento de las edificaciones, aunque según el diagnóstico expuesto por Chacón, el parque del preescolar resulta muy pequeño y existe una humedad ascendente en las paredes de los salones y oficias, además de fisuras en muros de la biblioteca y baños, y una carencia absoluta de áreas verdes. Entre las sugerencias más inmediatas, se mencionó reubicar los tanques de agua que se encuentran en el techo de la escuela para evitar más fisuras y la demolición del muro de la biblioteca por los graves riesgos que representa dado su mal estado.

Cómo mejorar servicios de agua y luz

Sobre el servicio de energía eléctrica, Rodrigo Rodríguez, estudiante de Ingeniería Eléctrica y pasante del proyecto, intervino en nombre de la consultora encargada de esta área, la profesora Aminta Villegas. “Se hizo un levantamiento del sistema eléctrico y encontramos varios problemas como el crecimiento desordenado del sistema, con ausencia manifiesta de planificación y mantenimiento, lo que se traduce en la insuficiencia de la instalación para servir la energía que requiere la escuela”.

Se planteó solicitar a Corpoelec la revisión del voltaje en la acometida eléctrica y desarrollar un proyecto que contemple análisis integrales del sistema eléctrico, entre otras acciones, que buscan lograr un servicio eléctrico óptimo, el cual se reconoce por su calidad, confiabilidad y seguridad, es decir, si el voltaje es constante sin altibajos, si el servicio es continuo y si las instalaciones no representan riesgos para los usuarios.

Con respecto al servicio de agua, la profesora Mónica Krauter, detectó los siguientes problemas: ausencia del servicio por tuberías, suministro por camiones cisterna con desconocimiento de la calidad del agua, ausencia de bebederos, fallas frecuentes de la bomba y el hidroneumático, tubería oxidadas, filtraciones en paredes. En base a tal situación, recomendó promover campañas informativas y de sensibilización sobre el valor del agua para lograr un compromiso en el uso consciente y responsable, utilizar todas las estrategias posibles con miras a la protección del agua y su sustentabilidad, y elaborar mecanismos creativos para el logro de financiamiento de bebederos, tuberías, entre otros elementos necesarios.

“Por ejemplo hay jóvenes que dejan la llave abierta del agua en los baños para que se vacíen los tanques y suspendan las clases, sin tomar conciencia lo difícil que le resulta a la escuela brindarle este servicio a su comunidad”. Otra situación preocupante, dijo, surge cuando los niños toman esa agua, cuya calidad es desconocida.

Predominan desechos reciclables

Por su parte, el profesor Vladimir Valera, se refirió a las tres fases de los desechos sólidos: generación, limpieza y almacenamiento, y recolección. Encontró positivo que en la comunidad escolar se generen pocos desechos, 0,05 Kg por persona al día, con predominio de papel y cartón, por lo cual, sugirió reciclar estos materiales, aumentar las papeleras y tratar que existan normas que se cumplan de forma permanente, no puntualmente.

“La responsabilidad es de todos”, señaló,  pues pese al esfuerzo del personal de limpieza y el hecho de que se generan pocos desechos, los salones no se observan limpios. Subrayó que si todos colaboran colocando los desechos en su lugar, las instalaciones se mantendrán limpias. “Es cuestión de aptitud”, puntualizó.

No obstante, mencionó dos elementos en contra de este proceso de mantenimiento, un inadecuado almacenamiento final y la irregularidad del servicio de aseo urbano que no permite planificar.

Etapas 1, 2 y 3

Según detalló la profesora Chacón son tres las etapas del programa. La primera, ya culminada, consistió en la realización de un diagnóstico, la juramentación del  Comité Ambiental y el diseño de material didáctico. La segunda por iniciarse, comprende un análisis Foda, la validación del material didáctico y la elaboración de la visión de futuro y el plan de acción. La tercera etapa, la conformarán las actividades a desarrollarse en el aula.

Consultores del proyecto

Luisa Páez, Sandra Ornés, Loraine Giraud, Mónica Krauter, Aminta Villegas, Vladimir Valera, Gianina Papadia, Nila Montbrun, Juana Pujaico y Rosa María Chacón (coordinadora).

Fotografías: Alfredo Terán

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