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“Necesitamos la construcción de una cultura de paz”

Un grupo de estudiantes, empleados y profesores que hacen vida académica y profesional en Sartenejas se reunieron el jueves previo al día de las madres para repudiar la violencia escenificada en las calles venezolanas en los últimos años

Gerardo Guarache Ocque
Departamento de Información y Medios USB

“No a la violencia, no al lenguaje de guerra, no a los extremismos y posturas radicales, no a la intolerancia, no a la impunidad (…) No a la cultura de la muerte, sí a la cultura de la paz”. Esas consignas definieron los motivos de la concentración que se produjo en las afueras del Conjunto de Auditorios de la Universidad Simón Bolívar en solidaridad con las madres de luto.

“Paren la matanza”, expresó María Teresa Urreiztieta, titular de la cátedra de Análisis del Comportamiento Violento, como parte de la introducción. “Estamos aquí para rechazar con todas nuestras fuerzas la violencia de cada día que sigue matando indiscriminada e impunemente a centenares de venezolanos cada semana como si no valieran absolutamente nada”.

Las palabras de dolor de la profesora Urreiztieta están fundamentadas en una serie de datos estadísticos, más allá de los relatos que abundan en la cotidianidad. Según estudios del Cuerpo de Investigaciones Civiles, Penales y Criminalísticas (CICPC), la violencia en las calles venezolanas ha crecido exponencialmente en la última década; Apenas el pasado mes de abril dejó 169 pérdidas humanas. Un informe presentado por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), reveló que Venezuela ocupa mundialmente el primer lugar en muertes por arma de fuego y sus cifras de muertes violentas en la última década superan a las generadas por la invasión de Afganistán, la guerra del Golfo, la Insurgencia de Chechenia y los últimos diez años del conflicto armado de Colombia.

El asesinato del actor Yanis Chimaras fue recordado durante el discurso inicial, así como el caso de los tres estudiantes de la Universidad Santa María que fueron asesinados en junio de 2005 por efectivos policiales, e incluso el reciente y no tan sonado crimen reseñado en el diario Últimas Noticias en el que cayeron cinco adolescentes evangélicos en una cancha deportiva.

“Cada venezolano cuenta, sin distingo de raza, credo e ideología. Necesitamos romper la polarización y construir espacios de convivencia. Necesitamos la construcción de una cultura de pazy no de violencia”. La lectura de un manifiesto por parte de María Teresa Urreiztieta, impulsora de la iniciativa, cedió el micrófono a los entusiastas que se acercaron a expresar sus ideas.

Verónica Zubillaga, docente del Departamento de Ciencia y Tecnología del Comportamiento de la USB, fue una de las voluntarias que tomó la palabra para transmitir su sentimiento y su visión del problema. “Estoy profundamente conmovida por las cosas que están ocurriendo en nuestro país. Estoy harta de tener miedo todos los días y harta de saber que están muriendo 10 mil personas todos los años. Es necesario que comencemos a pronunciarnos para manifestarle a las autoridades, seamos de la tendencia política que seamos, que su deber fundamental es preservar la vida, que es un derecho humano fundamental”

Pacíficas propuestas
Este acto “por las madres de luto y sus hijos asesinados” tuvo un antecedente hace dos años, cuando estudiantes que cursaban la materia en aquel momento y docentes del Área de Psicología Social del Departamento de Ciencia y Tecnología del Comportamiento realizaron un acto de solidaridad con los familiares de los fallecidos y afectados en el mencionado suceso ocurrido en el Barrio Kennedy. 

Esta vez, al igual que en aquella oportunidad, estuvo presente el Centro de Estudiantes de la USB (Ceusb), representado por Alexis Cabrera, su presidente, quien ofreció su apoyo a otras iniciativas de este tipo. “Quisiera que esta convocatoria sirviera para generar más encuentros. En el Centro de Estudiantes estamos luchando por vencer la apatía. Todos somos venezolanos y éste es un problema que nos afecta a todos. No sólo se trata de una reunión de personas que han perdidos familiares, porque ayer y hoy son ellos, pero mañana podemos ser nosotros”.

El minuto final correspondió al silencio, por respeto a los caídos y para la reflexión sobre “la Venezuela en que vivimos”. Algunas propuestas quedaron en el aire, como la de generar citas cada más concurridas cada jueves, o realizar concentraciones para el día del padre o el día del niño. Sin embargo, tanto miembros del Ceusb, como profesores del Área de Psicología Social del Departamento de Ciencia y Tecnología del Comportamiento, prometieron estudiar las posibilidades para organizar nuevas acciones en el futuro.

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